Pedirle peras al olmo

Cumpliendo con una oferta de campaña, el gobierno acaba de fijar el salario básico en 450 dólares. Ahora esperamos que en lo que le resta de su período, siga haciéndolo con otros ofrecimientos, como por ejemplo: la recuperación de las decenas de miles de millones de dólares supuestamente saqueados al país durante una década de contrataciones a dedo, declaratorias de emergencias inexistentes, despilfarro inútil y obsesivo, sobreprecios obscenos en obras mal construidas, denunciados cientos de veces en los medios, redes sociales y Fiscalía. Si esto se hubiera hecho oportunamente las papeletas de las próximas elecciones serían más confiables. Pero como no ha ocurrido, varios vinculados a los hechos denunciados aparecen sonrientes en entrevistas, afiches, TikTok y vallas publicitarias, felices porque no aparecen las pruebas en su contra. Y es obvio que no aparezca lo que no se busca.

Regresando a los salarios, de acuerdo a Bloomberg, el ranking para el 2023 de algunos países, expresado en dólares, será: Costa Rica 603; Chile 475; Ecuador 450; Perú 269; Colombia 242; Argentina 189; Cuba 42; Venezuela 8. Conjugando con la inflación anual se llega a conclusiones relevantes: los países con los salarios más bajos tienen las inflaciones más altas; en efecto, Venezuela con 146 % y Cuba 42%. Otra conclusión: no hay que dejarse impresionar por el discurso del Socialismo del Siglo XXI porque genera estados fallidos, que se sostienen por la represión y el engaño.

En cuanto a las condiciones laborales, un amigo resalta que las cargas en el nuestro son feroces: para un empleado que trabaja 8 horas diurnas se debe considerar: 11.15%, del aporte patronal al IESS; los proporcionales mensuales de $ 37.50 del décimo tercer, $ 37.50 del décimo cuarto sueldos y $ 18,75 de los 15 días de vacaciones; $9.37, de reserva para pagar el desahucio a la salida del trabajador; y, $37.5 del fondo de reserva; que sumado todo llega a $640.79 el costo mensual para el empleador. Aquí no consta la jubilación patronal que equivale a adoptar a un hijo al que hay que mantener de por vida. Tampoco se considera el 15% de participación en las utilidades, que lo convierte en un socio libre de todo riesgo y compromiso.

¿Esto influye en la decisión de los empresarios privados para no crecer? La respuesta es, ¡sí! La rigidez de la legislación sumada al peso que representan las cargas laborales hacen que aflore el desencanto. Y sin inversión privada que arriesgue su capital aumenta la informalidad y la pobreza, porque el Estado no alcanza a cubrir toda la demanda de trabajo. Hay que destruir el mito de que empresarios y trabajadores deben mantenerse enfrentados; al contrario, son complementarios y dependientes entre sí. Axel Kaiser, sostiene que debe existir “..ese equilibrio donde el trabajador y el empleador encuentren un punto de acuerdo en el que ambos valoran más lo que reciben que lo que dan a cambio”; y que es totalmente inconveniente fijar los salarios por razones políticas porque estas no reflejan la realidad de las relaciones obrero – patronales.

Se vuelve indispensable modificar el Código del Trabajo para enmendar normas anacrónicas y obsoletas, e incorporar nuevas formas de contratación que estén acorde con la modernidad marcada por los impetuosos avances tecnológicos.

Sin embargo, con una clase política cegatona, un gobierno sin capacidad de establecer consensos, una dirigencia empresarial conformista y una clase obrera intransigente, esperar acuerdos consensuados es como pedirle peras al olmo.

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