Escala de valores

Pablo Granja

El Clarín de Buenos Aires en agosto de 2019 publicó una investigación que determinaba que durante la administración de Néstor y Cristina Kirchner, entre el 2004 y 2015, la economía argentina había perdido cerca de 200.000 millones de dólares “por la ineficiencia, la corrupción y el despilfarro”; ocasionando que la pobreza se dispare al 25% y la indigencia al 8%.

Los ‘cuadernos de la corrupción’, escritos por el chofer del ministro de Planificación que recogía los comentarios que oía al interior del vehículo, derivó en el encausamiento y confesión de empresarios y funcionarios que implicaban directamente al matrimonio Kirchner. El ministro administró 143.000 millones de dólares, pese a lo cual dejó a la entidad adeudada en cientos de millones. El Centro Cultural Kirchner mantenía a 600 empleados sin funciones, registraban el  pago de obras de salud de 400.000 jubilados que en realidad eran personas fallecidas. En cuanto al despilfarro, los subsidios ascendieron a 150.000 millones de dólares, que beneficiaron a los sectores más ricos en una proporción de cuatro veces superior al que llegaba a los más pobres.

Uno de los empresarios beneficiados, Lázaro Báez, fue condenado a doce años de prisión por lavado de dinero, siendo parte, de acuerdo a la Fiscalía, de una “estructura criminal para sustraer fondos”, lo que le reportó un crecimiento patrimonial personal y empresarial del 58.000% en 10 años, logrado a través de licitaciones amañadas o procesos mal simulados para adjudicarle obras que inmediatamente eran modificadas para aumentar costos, llegando al descaro que se le pagaba por obras que no eran construidas. El fundador de esta organización fue Néstor, que luego de su muerte heredó su viuda y compañera de ruta, la ‘Ruta K’, como se conoce a la cadena de corrupción implantada por ese matrimonio.

El actual alcalde de Quito en su discurso de investidura anunció que pedirá autorización para reinstalar el monumento a Néstor Kirchner, el cual se había instalado y luego retirado al ingreso del edificio de UNASUR, otro monumento al despilfarro del gobierno del economista Correa.

En contraste, cumpliendo con los procedimientos para el otorgamiento de reconocimientos que por tradición hace el Municipio de Quito en cada aniversario de su fundación, un grupo de ciudadanas y ciudadanos liderados por el Dr. Óscar Terán, postuló al otorgamiento del Collar San Francisco de Quito a Fernando Villavicencio Valencia, asesinado por su heroica e inagotable lucha contra la corrupción. Este pedido que contaba con un sinnúmero de adhesiones nacionales y extranjeras, y hasta una encuesta ciudadana que arrojaba un 72% de apoyo, fue ignorado por el Municipio. Fue mejor que haya ocurrido así para que a nadie se le ocurra, ni por despiste, decir que Fernando pudo recibir un reconocimiento por parte de la misma persona que pretende rendir un homenaje al difunto y presunto fundador de la ‘estructura criminal’, como la denominó la Fiscalía argentina.

A cambio de ello, se realizó una premiación auténticamente ciudadana el mismo 6 de diciembre, en la Sala Capitular del Convento de San Agustín, la misma que, lo resaltó Sara Serrano, “fuera el Aula Magna de la Universidad San Fulgencio, la más antigua de Quito, y que albergó a los patriotas de la Revolución Quiteña del 10 de Agosto de 1809 y a los mártires del 2 de Agosto,…. soñadores que lo dieron todo por la libertad, la felicidad y la gloria que para nosotros soñó Eugenio Espejo…..Este sitio espléndido es cobijo del Acta de la independencia de Quito..”.

“El reconocimiento mínimo de los valores más importantes para cada sociedad e individuo, que permite establecer los razonamientos entre lo bueno y lo malo”, se denomina ‘Escala de valores’.