El barrio por TV

Pablo Escandón Montenegro

He vuelto a sintonizar los programas de farándula, tanto en los medios tradicionales, donde queda solo uno, en el cual se ha protagonizado más de un zafarrancho entre los panelistas, y también los que están en las diferentes plataformas y en las redes socio-digitales. Cabe señalar que todos estos espacios tienen una mayoría de casos, protagonistas y sucesos afincados en Guayaquil, donde hay producción de realities y programas concurso, con lo cual los “famosillos” de la Sierra nunca son objeto de sus comentarios ni de sus notas “periodísticas”.

La protagonista de todos los espacios dedicados a la farándula criolla ya no es la actriz y presentadora que tuvo que testificar en el caso de la corrupción judicial, ahora la posta la toma la conductora del espacio de Ecuavisa, quien se ha hecho llamar “la chica de barrio”.

Desde casas de los barrios más populares del puerto, se la ve conduciendo y entrevistando a las verdaderas mujeres de la barriada para contar las “chismas” y pedir opinión acerca de lo que los integrantes del panel discuten desde los estudios de televisión: sea la reacción de una estrella de reality o bien un argumento acerca de Miss Ecuador.

El formato es muy llamativo, pues esto acerca a la gente cotidiana con sus estrellas de la farándula criolla, con lo cual el canal se lleva mayor sintonía y la gente siempre querrá salir una tarde, comentar y dar su opinión sobre temas tan importantes para ellos, como son las relaciones amorosas de los chicos y las chicas reality o de las actrices, cantantes y actores que han dicho o hecho algo que genera polémica.

La opinión de la gente está allí, en ese segmento informativo y no en los noticiarios: encontramos más sabor y autenticidad en la gente del común, en sus casas engalanadas para la transmisión, allí está la verdadera cultura callejera y del barrio, y no solo se presenta a su sector asociado con droga, violencia y crimen organizado.

El barrio por televisión es una perspectiva diferente en un espacio familiar donde se recupera lo cotidiano y se aleja la violencia: un respiro para la gente que a diario lidia con lo que sale en las noticias.