Obstinados por la política

Rodrigo Contero Peñafiel

 Se conoce como obsesión a aquella perturbación del ánimo producida por ideas fijas que llenan la mente de la gente, impidiendo el desarrollo normal del pensamiento y que persisten más allá del tiempo y esfuerzo por liberarse de este asedio. La política es una actividad orientada ideológicamente para tomar decisiones y alcanzar objetivos comunes, es una forma de ejercer el poder; es el arte de gobernar buscando soluciones para las grandes mayorías.

Es lamentable observar cómo algunas personas insisten en ocupar cargos burocráticos o de elección popular para los que no están preparados, no son competentes, no tienen pensamiento crítico ni saben resolver problemas, pero tienen buenos nexos y amistades en los diferentes partidos políticos.

A algunos todólogos en ideologías políticas que defienden «tesis y principios» les falta preparación, razonamiento, creatividad y sentido común; nunca entendieron, pero alteran el desarrollo del país y la administración pública. La falta del aprendizaje constante, el desconocimiento de la autogestión y la autodisciplina, les impide desarrollar capacidades para discernir entre contenidos valiosos y contenidos basura, (muy común en “políticos” desesperados por llegar al poder y detener la fiscalización de los actos de corrupción que destruyeron el país).

Las interpretaciones sobran: son cómplices de la corrupción organizada cuando buscan sepultar los actos bochornosos suyos y de sus coidearios, su fracaso como políticos y el origen de sus fortunas. Algunos políticos y candidatos entrevistados en los medios de comunicación han perdido la vergüenza ante la mediocridad y falta de conocimientos elementales, pero tienen el respaldo de actores políticos del pasado que desde el exterior invierten capitales en campañas políticas.

Por otro lado, profesionales y personas competentes no participan en política para no manchar sus nombres ni su reputación ante el descrédito de los movimientos políticos de alquiler, que con los “caciques” de siempre improvisan candidaturas con amigos, familiares y coidearios sin preparación alguna. Los insustituibles no existen, pero el honor y la dignidad de las personas merece respeto.