Miseria politiquera

La verdadera política es ciencia y arte. Ha conducido a los pueblos a convertirse en naciones prósperas. Pero  no es una actividad perfecta, si lo fuera no sería política, que es captar el poder.  Maquiavelo, filósofo, diplomático, político y escritor italiano, padre de la política moderna, consideraba que el mejor régimen es una República bien organizada, para contener el conflicto dentro de la esfera pública.

Consideraba que la política tiene una esencia propia, lejos de la religión o la moral: “La lucha por el poder entre los hombres”, pero jamás dijo que el gobernante debería ser  mentiroso o ladrón y su fin la riqueza. Al contrario exigía  la “responsabilidad ética” en el gobernante y  la “ética de la convicción” en el gobernado. “El Príncipe” es el  libro de cabecera de los gobernantes serios, porque enseña cómo mantenerse en el poder,  mediante la energía, resolución, talento, valor indómito “y si se quiere feroz”. Ser zorro y león. Desde luego que se refiere a su época. La historia se repite pero no es copia Xerox.

En el Ecuador político  se ha degradado la política.  Se habla con simplicidad de que “el medio justifica los fines”.  Con la mayor desvergüenza  los “aficionados” a la política, correístas, pacha-racistas, naranjas, tratan de desprestigiar la imagen del Presidente Lasso para obtener réditos en un futuro que nadie conoce. No debaten la Ley de Creando Oportunidades;  que la Constitución manda que   los proyectos urgentes debe conocerlos el pleno de la Asamblea; que el Ecuador vive una crisis económica,  desempleo, e inseguridad alarmantes. Olvidan que  Correa está prófugo,  el ex vicepresidente Glass  en la cárcel y  ex funcionarios enjuiciados penalmente. En la Asamblea uno de sus miembros predica el robar bien, otra reparte cargos.

El presidente Lasso ya fue calificado por el organismo electoral, cuando candidato, y refrendado por el pueblo en elecciones. Sus bienes han sido declarados notarialmente, ha pagado  impuestos. No ha habido ninguna evasión ni ilegalidad. Afirma Víctor Hugo : “Los miserables buscan otros más miserables para sentirse menos miserables”.