Los Santos Inocentes

Ayer fue la fiesta de Inocentes, esa festividad para hacer bromas, chanzas y pasadas a todos nuestros amigos y colegas; esta fecha ha sido una evolución de la matanza bíblica de los inocentes niños que fueron sacrificados por Herodes para acabar con el Mesías, y que ahora es el inicio de una temporada extensiva hasta el 6 de enero para dar rienda suelta al goce pagano, al broma y a lo dionisíaco, como dirían los clasicistas.

Pero esta temporada, al igual que la de Carnaval, tiene sus excesos, sus libertades y sus elementos integradores, pues una fiesta de inocentes, que luego deviene en la de Fin de Año, no es tal sin la participación comunitaria. La gente se agrupa, se junta para hacer la fiesta, el testamento, confeccionar el monigote –aunque ahora solo se lo compra- y quemarlo.

Hoy, 29 de diciembre, empieza la planificación de cómo terminaremos el año, qué haremos, con quiénes estaremos, pero también a quiénes engañaremos hasta el 6 de enero, pues los Santos Inocentes son todos los sujetos que tienen la posibilidad de gastarles una broma.

Todos somos santos inocentes, pues con las mentiras o noticias falsas, la falta de transparencia en la información pública y la opacidad en los actos públicos y privados, cada vez más nos toman a engaño y nos hacen ver como si todo fuera real o verídico.

Vivimos en una época de manipulación total, con imágenes, discursos, emociones y cifras. Durante todo el año, somos nosotros esos niños a quienes Herodes manda a matar para continuar con su reinado… Y lo que más se pierde es la confianza.

Andamos por la calle con temor y desconfianza de que el otro sea el portador de una desgracia, no solo del virus, sino de mentiras, engaños y bulos, que acrecientan la desconfianza en las instituciones, en la gente y en el futuro.

No dejemos que todo el año las autoridades piensen que tienen carta abierta para prolongar Carnaval y Santos Inocentes, con la finalidad de perpetuarse en el poder, sea político, económico o laboral. No seamos tan inocentes. Seamos más suspicaces y confiemos realmente en quien mira por nuestro bienestar: la familia, que es la principal comunidad confiable y segura.

Los Santos Inocentes deben festejarse y finalizar a su tiempo.