Las anclas del pasado

Todo lo que nos preocupa debemos llevarlo al futuro, mientras quienes se apegan al pasado tienen fibras sensibles que se encuentran lastimadas y dejan ver una herida abierta a cada paso. El pasado ya no está, pero su recuerdo los hace más sensibles, les impide entender el qué y el cómo de lo ocurrido. Las huellas del pasado condicionan y lastiman a los más débiles, con ataques y discrepancias que les apartan de la realidad. No podemos olvidar recuerdos agradables de armonía, intimidad y buenas relaciones con quienes más queremos.

Las anclas que les atan con el pasado conviven en quienes no han sabido superar su forma de vida cultural, intelectual y mental. Quienes mantienen relaciones con un pasado oprobioso nunca podrán despegar al futuro. Su deseo de persistir en el tiempo y tratar de agradar queriendo ser útiles a los demás permanece anclado a una forma de vida fácil y muy cuestionada. Las mismas frases, consignas, acontecimientos y actores regresan a la vieja práctica de las protestas, sin propuestas nuevas para el futuro y que solo reflejan cómo se van quedando en el pasado con ideas, costumbres y pensamientos de personas adictas a la costumbre de crear el caos.

La vida es, en buena parte, la historia de muchos nudos emocionales que deben ser revisados, mas no revividos porque retrasan el progreso y el futuro. Cuando se piensa que todo se puede arreglar con facilidad y picardía, se inculpan los unos a los otros y viceversa, incidiendo en las decisiones, en las que el equilibrio emocional es fundamental para encontrar soluciones. Una de las ventajas de las personas adultas que han alcanzado la madurez emocional, es que pueden identificar los efectos nocivos del ayer, para evitar seguir cometiendo los mismos errores.

Debemos recordar la historia de algunos personajes que han destruido al país, desterrar los complejos y congojas crónicas de “perseguidos políticos” para cambiar el pasado. No se pueden ocultar los hechos vergonzosos, pero sí podemos hacer que brille la justicia, que los responsables paguen sus culpas y se recupere el honor y la dignidad destruidos intencionalmente. ¡Quien no conoce la historia está obligado a repetirla!