La higiene mental y la edad

Rodrigo Contero Peñafiel

 En la actualidad se habla mucho del envejecimiento de la población. Las personas de mayor edad van en aumento mientras el número de jóvenes disminuye. La estructura de la sociedad va cambiando, en cuanto al número de hijos por matrimonio, en relación a las décadas anteriores. Los centros de salud atienden a más pacientes de mayor de edad que jóvenes, y las políticas de salud poco o nada se preocupan de esta realidad nacional. ¿Será que todos se sienten jóvenes hasta que el cambio generacional les obliga a dar un paso al costado?

Una simple pregunta a una persona de la tercera edad y una contestación sencilla debería poner a pensar a todos quienes tienen que ver con la seguridad social de los ecuatorianos: ¿Qué hace usted como jubilado? —el día me consumo y por la noche duermo—. La inactividad es una enfermedad crónica, se asemeja al hecho de vegetar, es decir, se pierde el deseo de dar sentido a la existencia. La monotonía y el vacío en el ámbito de los sentimientos tiene efectos negativos en el cuerpo y en la mente de todo ser humano, impidiendo encontrar un objetivo en la vida y un contenido a la existencia.

Es importante entonces dar oportunidades a las personas que se han visto obligadas a apartarse de la vida profesional o laboral, a permanecer activas; que ocupen el tiempo libre y eviten su deterioro físico y mental con actividades en el hogar y en centros de atención física, ocupacional y recreacional, para que permanezcan con entusiasmo realizando trabajos beneficiosos para la colectividad. El hecho de ser útil y tener una existencia digna de ser vivida es fundamental y de importancia psicológica para todos.

La neurosis del desempleo provoca estados depresivos totalmente comprensibles que son tratables y previenen enfermedades. Es obligación del Ministerio de Salud e Inclusión Social, del IESS, de los organismos sindicales y más instituciones encargadas del bienestar de la población, atender estas necesidades ocupacionales para evitar la nociva influencia que tiene el desempleo en la vida psíquica de las personas. Hace 300 años, Pascal decía: “No hay nada tan insoportable para el hombre como el no tener una tarea, un objetivo”.