Es hora de que el parto sea nuestro

Julia Rendón Abrahamson

La mujer sin poder de decisión. La mujer como sujeto pasivo. Irrespetada, vulnerada. La mujer vista solamente como un cuerpo al que “un otro” puede hacer lo que le plazca. Está por parir esa mujer y, una vez más, sin derechos.

El lunes 13 de mayo dio inicio a la Semana Mundial del Parto Respetado. Ese mismo día, leí un cuento de la autora argentina Gabriela Colombo, en el que a una mujer se le somete a una cesárea de urgencia. Al final del relato, cuando la empleada de limpieza llega al quirófano, se da cuenta de que la mujer que acaba de parir ha sido olvidada allí. Esto que parece ficción y es brutal, lastimosamente, tiene mucho de realidad.

La violencia obstétrica adopta diversas formas, desde la violencia verbal, manifestada en frases condescendientes como “mamita”, o “no grites”, que infantilizan a la mujer y la relegan a un papel de sujeto pasivo, anulando su expresión de dolor y sus deseos, hasta prácticas médicas invasivas e injustificadas, como cesáreas innecesarias, abuso de la medicalización y patologización de procesos naturales.

También hay casos en que los doctores se rehúsan a realizar una ligadura de trompas a pedido de la mujer. Este fue el caso de Paula, quien trabajaba conmigo. Me contó que, cuando tuvo a su tercera hija a los 22 años, solicitó una ligadura debido a la carga económica que representaría para ella más hijos (razón que ni siquiera debería haber tenido que explicar). Sin embargo, el médico se negó a realizar el procedimiento, argumentando que era muy joven para hacerse eso.

No hace falta inundar con datos; es fácil encontrar la alarmante cantidad de cesáreas innecesarias que se realizan en Ecuador. Episiotomías mal hechas, denigraciones, negar a la mujer el derecho a entrar con un acompañante, escoger la posición para parir, lactancia inmediata o espera para el corte del cordón.
La Semana Mundial del Parto Respetado es crucial para visibilizar estos problemas, pero también se necesitan leyes que eviten la vulnerabilización de la mujer, que impulsen su protagonismo y respeten las decisiones que tome sobre su cuerpo. Y ojo… esas decisiones deben ser respetadas desde antes del nacimiento. Si una mujer no puede decidir si quiere o no tener hijos, ya estamos en problemas. Dejen de controlar nuestros cuerpos y que se fomente la igualdad de derechos desde el nacimiento. Nuestros cuerpos tienen que ser nuestros, y el parto también.