Juicio polémico

Wellington Toapanta

Realidad, exactitud, autenticidad, veracidad, sinceridad, son algunas acepciones de verdad, la que, por diversas circunstancias y naturaleza humana, se estima relativa.

Édison Burbano Portilla, abogado de Germán Fernando Cáceres del Salto, sospechoso de haber asesinado a su esposa, la abogada María Belén Bernal Otavalo, presuntamente al interior de la Escuela de Formación de Oficiales de la Policía, ha dicho que su cliente ampliará hoy su versión para “llegar a la verdad, ayudar a la verdad” sobre el suceso, y “se realice un juicio justo” para su cliente.

La verdad y el juicio justo son permanentes aspiraciones públicas, pero muchos bemoles se interponen en los procesos, se fuerzan circunstancias y leyes. Es lo real, más si el caso involucra intereses de diferente índole. Sobre lo de Bernal existen narrativas. No existe certeza sobre lugar, día y hora del hecho. Hasta hoy, los aportes públicos solo refieren que la víctima forzó su ingreso, a inusual hora, a la dependencia policial.

Así, el caso gira por especulaciones y manipulaciones sobre la base de movimientos de la víctima y del presunto victimario, pese a lo cual el abogado de la familia de Bernal ha dicho que presentará acusación particular contra Cáceres por presunto “femicidio”, que le permitiría “solicitar una reparación integral en el futuro”, si el acusado es sentenciado.

Los elementos de la investigación determinarán si es un caso de femicidio, definido como asesinato intencional de una mujer por el hecho de ser mujer o, a manos de un hombre por machismo o misoginia o aversión a las mujeres o falta de confianza en ellas. Las versiones hasta ahora aportadas refieren que en la ‘noche oscura’ se habría registrado una ‘discusión’ en la habitación del teniente Cáceres, a la que siguió el ‘silencio’.

Otras configuran lo que podría ser un crimen pasional. ¿Quién llamó a Bernal para que acuda a la madrugada, a ver a su esposo, quien habría estado con una presunta amante en su habitación? ¿Cuál fue el estado y la forma en que pasaron, la garita de guardia, el presunto victimario y la ulterior víctima?

Las preguntas deben tener respuesta en la investigación, aunque la mayoría de la Asamblea Nacional ya dictó sentencia: encontró “responsabilidad política” en el presidente Lasso; resolvió llamar a juicio político a los secretarios de Seguridad Pública y de Derechos Humanos, al exministro del Interior. Aún se desconoce si su ‘débil investigación’ fue remitida a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Sería importante que Fiscalía recepte la versión del representante parlamentario para que sustente sus conclusiones y resoluciones sobre el caso, aún en indagación judicial.

Se avizora un juicio polémico. ¿Cuál será la “verdad” que aportará Cáceres? El sospechoso oficial es resultado de la formación de una deteriorada y manipulada institución, sometida desde 2007, a la que el entonces gobernante desconoció su rol estratégico y cerró con un reglamento que debilitó la disciplina policial.