Hebe de Bonafini

Rodrigo Santillán Peralbo

Una mujer argentina, latinoamericana, universal, Hebe de Bonafini acaba de morir en Buenos Aires. Infatigable luchadora contra las dictaduras argentinas, se convirtió en símbolo de todas las madres que habían llorado por la desaparición o asesinato de sus hijos. Son célebres sus marchas por la Plaza de Mayo y sus pensamientos contenidos en frases como «Todos los Desaparecidos son Nuestros Hijos»; «Las Madres Socializamos la Maternidad»; y «La única lucha que se pierde es la que se abandona».

Ejemplo de rebeldía, ella y sus compañeras de lucha fueron calificadas por el poder dictatorial de locas, presumidas, prepotentes porque dijeron “acá estamos”. “Pusimos el cuerpo que es lo único que tenemos para poner. Hay mucho que hacer. Todavía hay hambre, desocupación y necesidad de viviendas”.  Sostenía: “vencimos a la muerte, queridos hijos. Vencimos al verdugo. Esto es vida pura, llena de amor y de abrazos. Con esos hijos que nos nacieron después, estamos sembrando un nuevo camino, que no deja de ser revolucionario, construyendo, marchando junto a quienes nos necesitan. Queridos hijos. Su sangre no fue inútil, florece en cada barrio, en cada lugar donde hombres y mujeres levantan su puño por trabajo digno, por vivienda…” recordaba A. Ponce.

Hebe de Bonafini tuvo dos hijos detenidos-desaparecidos en la dictadura de Videla en 1977: Jorge Omar y Raúl Alfredo. Ellos la transformaron de tranquila ama de casa en luchadora infatigable e invencible porque también derrotó las amenazas, injurias, calumnias, insultos provenientes del poder dictatorial. Esos nombres los ponía en sus pañuelos durante las marchas, pero pronto los suprimió al decir: «Nos quitamos de nuestros pañuelos el nombre de cada hijo, porque los 30 mil desaparecidos son nuestros hijos».