Fútbol y valores

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Carlos Freile

Toda acción humana, en cuanto involucra a su pensamiento y a su voluntad, tiene una referencia inevitable con las virtudes (o los valores, como ahora se acostumbra decir). El fútbol es un juego, y tal palabra nos puede llevar a la incomprensión de su trascendencia en la vida contemporánea, sin embargo, nadie ignora que todo juego tiene sus reglas y esto le da una cierta seriedad. Pero más allá de esta constatación, el juego del fútbol es un escenario privilegiado para la práctica de varias virtudes. Quiero en este artículo resaltar un par de ellas.

En primer lugar, partamos de la perogrullada de que el fútbol es un deporte de equipo, en consecuencia cada uno de los jugadores debe actuar en beneficio del equipo, poner en práctica la solidaridad, solo con ella se logra el triunfo. Es preciso dejar de lado los egoísmos y vanidades; no se practica el deporte para lucirse sino para conseguir la victoria entre todos. En este aspecto el fútbol es claro reflejo de la naturaleza humana: no somos seres aislados, independientes totales; al contrario, nos caracterizamos por la apertura a los otros, por la necesidad esencial de colaborar, de encontrarnos con los otros para alcanzar diversos objetivos.

La solidaridad exige, a su vez, otro valor: el compromiso, el entregarse con pasión al objetivo común, con la aceptación activa de sacrificios y esfuerzos, con el tratar siempre de dar más, con el atreverse a conseguir lo mejor de uno mismo, sin importar el escenario: la canchita del barrio o el estadio de la final del Mundial. Comprometerse significa asumir una responsabilidad: si no estamos dispuestos a “morir en la cancha” sería mejor no integrar el equipo y dedicarnos a un oficio menos comunitario.

Al mismo tiempo la solidaridad nos pide encuadrarnos dentro de las instrucciones de quien dirige al equipo, no salirnos por la tangente porque nos creemos más entendidos que él o porque no nos valora de acuerdo con nuestra vanidad; existe un “efecto llamada”, como en toda noble actitud humana, que impone una respuesta personal acorde con la comunidad (el equipo).