Pedagogía de la prosperidad

Franklin Barriga López

 Andrés Oppenheimer ha viajado a la India, con el fin de conocer, de manera objetiva y directa, un experimento masivo que está efectuándose, especialmente en Nueva Delhi.

En dicha metrópoli, se entrevistó con las principales autoridades educativas que le informaron que, ante la disminución general de la satisfacción de vida en todo el planeta, desde el año 2018 se viene incluyendo en el plan de estudios, para que los alumnos de primaria que asisten a mil escuelas públicas y reciben enseñanzas por parte de aproximadamente veinte mil maestros, de manera obligatoria reciban una ‘clase de felicidad’ que dura cuarenta minutos, antes de las actividades pedagógicas diarias. No solo para que adquieran habilidades en su formación, sino para que se constituyan en personas honestas y responsables.

El reconocido comentarista de la CNN y editorialista de varios periódicos aseveró, de acuerdo a los datos que le proporcionaron, “que los niños reciben conocimientos que van a usar toda la vida, como por ejemplo trabajar en equipo, convivir con sus familias y ser más felices”.

El reputado columnista calificó a este experimento masivo como “quizás el más grande de su tipo en el mundo”.

Las acciones pedagógicas relatadas por Andrés Oppenheimer merecen especial atención, singularmente en países, como el nuestro, invadidos por el desencanto.

 En sociedades enfermas por la desesperanza, prevalece la opinión generalizada y de carácter negativo (ver todo malo), lo que impide el desarrollo de la voluntad que conduce a la superación y el triunfo.  Estas corrientes son las del subdesarrollo, formadas por la ausencia de valores y motivaciones para ir adelante con la dinámica  y lucidez que permiten la grandeza de los pueblos.

De allí que el referido experimento relatado por Oppenheimer entraña necesaria energía positiva para el progreso individual y colectivo; debería ser imitado en no pocas latitudes.