Fanatismo y picardía

Alfonso Espín Mosquera

Cuando no hay moral ni responsabilidad, los humanos nos volvemos salvajemente arribistas, tal cual pasa en la Asamblea y en la política nacional. Si a esto le sumamos el fanatismo en que están sumidos los seguidores de ciertos líderes políticos, se cae en un juego obsesivo que, por ser tal carece de razón, pero sí de una carga dogmática, que por naturaleza es ciega, aunque lo que se persiga fuese una falsedad o un juego siniestro que no tiene límites.

Ejemplos de estos hay en el continente y el mundo, fundamentalmente en los populismos. Tal el caso del peronismo que por derecho y sin consecuencia agrupó masas creyentes a pie juntillas de sus preceptos, o el ‘velasquismo’ en el Ecuador, que permitió a un líder en la presidencia por cinco ocasiones y, ahora, el ‘correísmo’, como un fenómeno superior al bien y el mal, cuyos seguidores fanatizados a tal punto que aun viendo con sus propios ojos que el aparecimiento del sol ha marcado el inicio del día, seguirían afirmando que es de noche.

Con estas actitudes lo que Correa haga siempre será bueno para sus huestes. Si se trata de su iracundo y mal educado comportamiento, dirán que es un estilo y el que necesita el país; si se demuestra con cifras que las concesiones a PetroChina u otra petrolera en su gobierno han sido perjudiciales para la economía del país, negarán con su vida y buscarán descalificar y atacar a quien lo diga; si se les presenta un razonado listado de errores de su líder, se enojan y prefieren apartarse, tal cual los seguidores de ciertas sectas religiosas que detrás de los preceptos de sus líderes espirituales, dejan esposos, hermanos y aun a sus hijos.

Eso es lo que pasa con los ‘revolucionarios’, por eso no admiten que esos cabecillas que se enquistaron en Petroecuador, durante el gobierno de la Revolución Ciudadana y que se asociaron para delinquir e hicieron a gusto y paciencia de los ecuatorianos, lo que les dio la gana con contratos y sobornos millonarios, de los cuales  el mismo ‘Mashi’ fue testigo de honor, no aceptan que su ‘Dios en la Tierra’ pueda estar involucrado y se rasgan las vestiduras descalificando, insultando y negando todo vínculo de esos malandrines con el ex presidente, cuando  su propio vicepresidente estuvo en la cárcel, y varios de los asociados para los ilícitos también o, ya salieron o siguen prófugos.

Rafael Correa gobernaba desde las sabatinas, desde allí reprendía, amonestaba, retaba a jueces, ministros y más funcionarios públicos. Tomaba decisiones, pedía cuentas  y no se la pasaba nada, lo sabía todo, hasta el último movimiento de sus colaboradores.

Por lo visto, podrá ir a la Asamblea Pareja Yannuzzelli, el primo Pedro Delgado, Pólit o cualquier otro, aun taita Dios, que por fanatismo obsesivo en unos casos, o porque son unos pícaros sin a la espera de sus intereses, en su mayor parte, buscarán la forma de continuar en su intento de salvarlo y retornarlo al caudillo, tal cual se mofan de la justicia nacional y se jactan de huir de la misma, proclamando un lema descarado: “ Se fue a volver…”.