Analfabetismo político

Fabián Cueva Jiménez

Pese a los graves y múltiples problemas por los que atravesamos, el tema indicado es importante, emite la intención de aportar bienestar a través de la educación.

Ya estamos en otro año electoral, época de perturbaciones, presiones, mentiras, compra, venta y alquiler de partidos y de políticos, con muchas clases de votos: rechazo, enojo, fanatismo, odio, obsesión, de una gran parte de la población, jóvenes y adultos, que se acercarán a las urnas con más ignorancia y pocas certezas.

Se iniciarán concentraciones reservadas no para repasar los fundamentos ideológicos y los objetivos reales de sus “tiendas” políticas, peor para analizar y encaminar las decisiones que toman sus seguidores, sólo serán para preparar los cuadros que los representarán y la manera de conseguir los fondos lícitos o ilícitos para sus campañas, como también para encontrar formas de violar las leyes y beneficiarse.

A nadie se le ocurrirá revisar las razones por las que los electores toman o dudan de sus decisiones. Si lo hicieran, ya hubiesen encontrado a Lawrence Kohlberg, psicólogo, filósofo y docente, que habla de las opciones escogidas, incluidas las políticas, como el resultado de motivaciones y experiencias recibidas en el hogar, medio social y escuela.

Ya habrían entendido a la política como ciencia que ayuda a la formación de una sociedad próspera y que depende del tratamiento a las vivencias de cada ser humano  por evolución y etapas: preconvencional, en infantes movidos por premios o castigos, que duran para actuar sólo por recompensas; convencional en jóvenes, producto de la presión e identificación social que les hace ver a los candidatos como estrellas y a ellos como fans; y, la posconvencional, con cierta autonomía en adultos, dividida y confusa, que escogen a quien los atrae  por su integridad racional y hasta por sus mentiras.

Estamos seguros, hay la ignorancia descrita, por eso las inconsistencias en los procesos electorales con tanto desprestigio, pese a ser el símbolo de la democracia.

Nuestra opinión, partiendo de que todo lo que se hace por y para la educación repercute… su presencia en la política con un espacio y un tratamiento especial, debe estar, mediante una materia básica: Educación Política, bien concebida y orientada, distinta a la creada por un gobierno nefasto, que sólo sirvió para elevar el narcicismo de un hombre y con grandes espacios para enseñar contenidos de ideologías fracasadas.

Hay que estructurar la asignatura con fundamentos sólidos de: Filosofía Social que aclare lo que es: poder, autoridad, orden, ley, derechos, libertad y bienestar; Historia para que con el recuento de hechos relevantes se pueda alcanzar una real democracia; y, Cívica como la proyección civilizada, símbolo de respeto y amor patrio.

Finalmente, otro mensaje, el tiempo de los politiqueros debe extinguirse con más educación, única opción para eliminar el peligroso analfabetismo político.