¿Estado fallido?

Este país atraviesa una difícil etapa: un Ejecutivo con escasa credibilidad, un poder Legislativo de extrema mediocridad o de generalizado rechazo, a tal punto, que no tiene aceptación, ni siquiera en el 7% de la ciudadanía. El poder Judicial cuestionado y rechazado en todas las instancias por su mediocridad y constante aparición de jueces corruptos, con las debidas excepcionalidades. Si las principales funciones del Estado son un fracaso, el Ecuador se encuentra en los linderos de convertirse en un Estado fallido.

¿El país ha entrado en una etapa de fracaso social, político y económico? Opiniones generalizadas señalan que el país tiene un Gobierno débil, carente de planes socio-económicos-políticos y con poca credibilidad. Las acciones gubernamentales no han captado la aceptación del pueblo. Existen sectores que no saben, siquiera, quién gobierna el país y mucho menos saben si existe un poder Legislativo o para qué sirve. Existe desconocimiento de las funciones del Estado y de sus principales objetivos.

Circula entre la ciudadanía una sensación de fracaso político, social y económico, sin conciencia del ahora y peor del mañana, debido a la imparable corrupción e incertidumbre total en el inmediato futuro, porque nadie se siente seguro ante tanta degradación ética y económica. Solo se sabe que la violencia existe en todas sus manifestaciones y que no hay autoridad que la detenga.

La colectividad nacional está desorientada, en tanto que partidos y movimientos políticos preparan sus campañas electorales con los mismos sistemas, métodos, baratillos de ofertas camufladas bajo la demagogia y el disparate. Ojalá aparezcan candidatos que respeten a la ciudadanía con planteamientos nuevos, sin maquillajes, mentiras, engaños o corruptelas de siempre.