Encuestas y confianza pública

Ana Changuín Vélez

Las elecciones anticipadas del 20 de agosto arrojaron sorpresas que pocos anticiparon. Las expectativas generadas por varias encuestadoras, al menos las publicadas hasta diez días antes del día de las elecciones no se alinearon con el verdadero sentimiento del electorado. Este desenlace inesperado ha renovado el debate sobre el papel de las encuestas en el proceso democrático.

Las encuestas se establecieron como instrumentos esenciales para medir el pulso de la opinión pública, y más en la política. Sin embargo, en países como Ecuador, la confianza en estas herramientas se ha visto erosionada por casos de percepción de manipulación y resultados inesperados.

Estas discrepancias alimentan una narrativa de desconfianza hacia estas herramientas, poniendo en duda su legitimidad y objetividad. ¿Son las encuestas instrumentos fiables?

Si una gran proporción del electorado cree que un candidato lidera con comodidad, puede influir en la decisión de votar o en la elección de un candidato ‘ganador’. Por eso, es necesario debatir si las encuestas se usan estratégicamente para influir en la opinión pública más que para reflejarla.

Aunque no todas las encuestas son iguales, muchas se realizan con un alto nivel de profesionalismo y precisión, algunas pueden carecer de rigor metodológico o ser susceptibles a sesgos. El desafío radica en discernir entre ellas y promover la transparencia en sus metodologías y resultados.

Realizadas correctamente, son herramientas poderosas que pueden ayudar a consolidar la democracia, ofreciendo miradas valiosas sobre el sentir de la población. Sin embargo, la confianza en ellas es frágil y, una vez dañada, es difícil restaurarla.

Para fortalecer la democracia y restaurar la confianza pública en las encuestas, es fundamental que se promueva la transparencia, el rigor y la ética en la realización y publicación de estos estudios. Los ciudadanos debemos ser críticos y exigentes, buscando siempre fuentes confiables y cuestionando los resultados que parezcan demasiado convenientes o alejados de la realidad.