El suicidio en el Ecuador, una necesidad abandonada

Por Miguel Ángel Crespo

Los intentos autolíticos y los casos de suicidio aumentan cada día en nuestro país, se considera como una problemática que necesita un manejo integral desde la prevención. Su impacto social y su inmediata intervención involucran al Gobierno, a través del sistema de salud y la influencia directa sobre las personas, en todos los estratos sociales y culturales como una prioridad en salud pública.  

Como Emergenciólogos cumplimos un rol indispensable en el manejo de estas entidades, al ser los primeros en brindar su atención médica de una patología altamente incidente en nuestro medio, que tiene como causas más importantes la ingesta de substancias (fármacos, álcalis, ácidos, órganos fosforados, productos químicos, plaguicidas, disolventes, hidrocarburos etc.), lesiones por ahorcamientos, trauma por armas de fuego, armas blancas, hasta saltar desde las alturas.

Es importante mencionar que como médicos especialistas en emergencias nuestro primer objetivo siempre será salvar la vida del paciente, evitar las secuelas y complicaciones a corto y largo plazo. Asimismo, evitar que el intento autolítico se consuma o se repita, para lo cual el manejo multidisciplinario es fundamental en conjunto con las otras especialidades (salud mental), situación que en la mayoría de los hospitales está muy limitada, ya que no se cuenta con protocolos establecidos. Unificar los criterios y la intervención de los servicios de apoyo, psicología, psiquiatra, trabajo social y demás ámbitos sigue siendo una realidad que está muy lejos de lo que se vive en nuestro medio, donde el déficit de especialistas es una realidad que nos  aqueja.

Dentro de la principal problemática y las cifras alarmantes en nuestro país es importante señalar que en Ecuador no se cuenta con una estadística real debido a la falta de protocolización que existe. Sin establecer diagnósticos claros frente a la casuista real, es alarmante que la brecha de edad disminuya más y estadísticamente en niños. Nuestro país está ubicado entre los 10 países con tasas más altas de suicidio en el mundo.

Al ser catalogado como un problema de salud pública de intervención inmediata es indispensable buscar soluciones desde un enfoque técnico que se centre en fortalecer el primer nivel de atención con programas de prevención y promoción de la salud, mejorar los accesos y dar el seguimiento pertinente, no solo a los sobrevivientes, sino también a su entorno. Establecer una verdadera estadística y realidad epidemiológica unificando la historia clínica a nivel de todas las instituciones públicas que permitan delimitar las causas para la optimización y destinación del recurso.

Finalmente, esta realidad debe convertirse en una prioridad para el gobierno. Se requieren estrategias de fortalecimiento, para demostrar mediante una transparentación de las estadísticas que se está interviniendo de forma eficaz y para que la disminución de los casos en el país refleje la intervención del Estado. Eso permitirá mejorar la calidad de vida y la salud de los ecuatorianos.