El obligado balance

Permítanme caer en el tópico de escribir cuatro letras sobre el año 2021. Como todo en la vida nos trajo alegrías y tristezas, logros y fracasos. Al echar una mirada a la vida nacional durante esos doce meses me ha venido a la memoria una afirmación de Nicolás Maquiavelo, bastante olvidada no solo por nuestros políticos, algunos de ellos casi analfabetos, sino por los estudiosos de esos temas: el conocido pensador florentino asentó alguna vez que en todos los ámbitos de la actividad humana nunca sucede que al resolver un problema no se ocasione otro, a veces de igual gravedad, otras hasta mayor. Por eso la actividad política llevada con sensatez obliga no solo a la prudencia en la ejecución de proyectos, sino a la permanente atención para detectar el nuevo sesgo negativo provocado por la solución, acertada, anterior.

Maquiavelo no se refería a una oposición sistemática a las acciones de un gobierno cualquiera, llevada adelante aun a costa de sacrificar los intereses y el bienestar de las mayorías, tónica conocidísima por nosotros, pues, como lo han señalado varios estudiosos de la política, los presidentes de la República se veían obligados a gobernar enfrentados a la guerra del Congreso y cuando fracasaban, ese mismo Congreso les pedía cuentas de su fracaso.

Maquiavelo, dentro de su despiadado realismo, observaba con ojo clínico la realidad de las sociedades: soluciones y problemas, problemas y soluciones; y así por décadas. En aterrizando en nuestra sociedad actual vemos cómo el Presidente Lasso ha buscado solucionar problemas graves, y de inmediato saltan otros que se suman a los antiguos todavía no enfrentados. La sensatez de quienes afirman amar a su Patria les debería llevar a arrimar el hombro sin distingos de colores partidistas. Es evidente la ausencia de sensatez y de amor a la Patria; los enanos de la política no tienen capacidad para mirar el futuro de la población desempleada, sin salud, mal alimentada… A todos nos falta la decisión para renunciar en algo a nuestro beneficio en pro del bien general. Y carecemos de sentido común.