El Metro de todos

Kléber Mantilla Cisneros

Un verdadero peligro latente son los niveles de desempleo e informalidad laboral que amerita reflexiones en los círculos políticos y gubernamentales sin demora. Hace falta un plan y decisiones concretas para solucionar la realidad de los jóvenes que salen graduados de las universidades. Varias reformas laborales se han lanzado a la basura sin pena ni gloria pero ya es hora de un consenso nacional para implementar políticas públicas coherentes con las necesidades de nuestra juventud.

La inteligencia artificial y la robótica modifican varios sectores productivos de forma progresiva pero son aspectos que pasan desapercibidos. No se introducen cambios sustanciales en la legislación laboral ecuatoriana. Sigue pendiente la remuneración por hora trabajada. Toda la dinámica de la contratación pública requiere profesionalismo y tecnología que no pasa de ser un debate académico. No puede ser que las plataformas estatales en línea estén desactualizadas o se caigan por días y semanas. No obstante, después de la pandemia, se requiere un fortalecimiento e implementación de una cibernética planificada para mejorar la calidad del trabajo tanto en el campo como en las ciudades.

Lo que ocurre con el Metro de Quito es un ejemplo de improvisación, falta de tecnificación e ingeniería, en un servicio urbano fundamental que puede sufrir ciberataques a cualquier momento. Por eso se requiere personal calificado y transparencia en la contratación y selección de funcionarios. Una convocatoria ajustada a nuevos cánones de empleo y bajo el concepto de expansión de la ciudad. Sin duda, hay que eliminar obstáculos y barreras que parten de la politiquería y la demagogia de las autoridades de turno. El sistema de movilidad tiene que adecuarse pronto en ciberseguridad y urbanismo junto a las rutas de buses abastecedores, parqueaderos de autos y la reocupación de territorios que aún están en suspenso.

El casco colonial tiene edificios patrimoniales que están en el completo olvido. Asímismo algunas propiedades centrales del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) están abandonados. Ante esta situación, el Municipio de Quito debería implementar proyectos de ocupación territorial en ámbitos del arte y la cultura. Debajo de la ciudad también se podrían implementar museos y galerías. Lo que ampliaría la infraestructura vial a nuevas formas de turismo y cotidianidad de los ciudadanos. El Metro de Quito es un servicio y un bien patrimonial que nos pertenece a todos.

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