El gran circo

José Alvear

Llega nuevamente al país el ‘gran circo’ de la vieja casta política. ¡No se lo pierda!

Venga y disfrute de nuestros malabaristas, magos, bestias (impunes) y payasos. ¡Un espectáculo único en el país!

El show inicia con la presentación de los malabaristas que, desde Carondelet, intentarán mantenerse en la silla a pesar de caminar por la cuerda floja hace casi dos años. Ellos nos deleitan con el viejo truco de las cortinas de humo alimentados por mentiras infames, inoperancias y desaciertos políticos.

El segundo acto se abre con la presentación de los 7 magos del Consejo de Administración Legislativa de la Asamblea Nacional (CAL) que con fanatismo e ignorancia sublimes, intentarán hacer desaparecer al Presidente y desconocer el sistema democrático. Finalizarán este número con el sombrero del cinismo tratando de convertir en mandatario a un ‘conejo’ de apellido Saquicela.

Este circo es digno de un premio al subdesarrollo. Les invito a pasar al tercer telón para ver una presentación no apta para niños: La Gran Iza, este monstruo, con mentalidad egoísta y maquiavélica no solo goza de impunidad, sino que intentará nuevamente calentar las calles, incendiar las ciudades del país y amedrentar a la Corte Constitucional para que dé paso al juicio político contra el Presidente. El tristemente célebre Monstruo Leonidas, conocido como el ‘Atrasapueblos’ que logró su fama en anteriores ediciones del circo, por su gran maniobra: pérdidas millonarias para una nación que ya se encontraba económicamente golpeada.

Cuenta la leyenda que es un ser básico, sin mucha inteligencia, pero lleno de odio y ambición de poder. También corren los rumores de que está manejado a control remoto por algunas mentes obtusas y llenas de resentimiento. Los más atrevidos llegan a  insinuar que hay unos titiriteros en Bélgica o en un islote paradisíaco del río Babahoyo, que podrían inspirar sus grandes hazañas destructoras.

Por último, nuestro espectáculo principal: el desfile de 137 payasos que, vendidos al mejor postor y sin una sola gota de decencia, saldrán a bailar al ritmo que les pongan en la Asamblea. Cuentan por ahí que muchos de estos arlequines, por no decir todos, han batido el récord de la ‘rascadera de barriga’ más larga y mejor pagada. Les garantizamos que solo causarán risas, pena y —obviamente— vergüenza.

No olvide reservar su asiento, gaseosa y preparar canguil, porque, eso sí, aunque usted financió este gran circo con sus impuestos, lo que aquí no verá es: seguridad ante la delincuencia, acceso a la salud digna y a una educación de calidad. Este es, sin duda, un espectáculo lamentable, pero imperdible.

Dejando de lado la lamentable tragicomedia que es el país en manos de estos politiqueros, podemos decir que definitivamente necesitamos un sistema libertario, porque eliminaremos estos circos de políticos nefastos que tanto daño le hacen a Ecuador. Lo que hoy tenemos solo  beneficia a la casta política. En el libertarismo no hay impunidad, pues todos somos iguales ante la ley. Se impulsa la eficiencia en los sectores con un Estado menos intervencionista y de mayor calidad. Por eso se convierte en el único camino a la prosperidad. Pidamos sin miedo: ¡menos circo, menos Estado y más Libertad!