El ejemplo del norte

…Y no me refiero a los gringos, sino a los vecinos que tenemos pasando el puente de Rumichaca. Que yo sepa muchos de sus gobiernos no han sido tan progresistas como el que creó la Ley de Comunicación en nuestro país y, aun así, sin este tipo de normativa, los medios públicos de Colombia son un referente para la región.

En la web de los medios públicos, una plataforma de consumo de contenidos en línea, se puede leer lo siguiente: “RTVCPlay es una experiencia de entretenimiento y educación online que te da acceso ilimitado, cuando quieras y en donde quieras, a una gran variedad de contenidos en audio y video del Sistema de Medios Públicos”.

Los medios públicos colombianos están constituidos por Señal Colombia, Radio Nacional de Colombia, Señal Memoria, Canal Institucional y Radiónica, bajo la rectoría del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, una organización administrativa diferente a lo que tenemos en Ecuador, pues con la creación de un sinnúmero de instituciones bajo el apelativo de Comunicación, se vio solo al periodismo y los medios tradicionales, y se dejó desvalido y sin incentivos a la cuarta revolución industrial: la digitalización y las plataformas en línea.

A qué voy con este preámbulo: nada más que a dar un jalón de orejas a todos nuestros políticos que hablan y retocan la Ley de Comunicación, que la miran desde la óptica del periodismo. Tenemos un nuevo cuerpo legal en donde no se norma ni se potencia la creación digital, la expansión de los relatos que ahora los usuarios consumen en sus móviles, en sus computadores y en las diferentes plataformas en línea.

Si tenemos medios públicos deberían potenciarlos y vitaminizarlos con incentivos de creación de contenidos digitales, como lo hace RTVC, que con el concurso de los mejores investigadores y productores de contenidos interactivos ha desarrollado series no lineales y participativas en las cuales el usuario es parte de la trama y ayuda a la progresión de la historia.

Pero es que en Colombia el ecosistema de los medios digitales, de la creación expandida y de la narrativa transmedia tiene un piso legal, acceso a financiamiento para contenidos de ficción y no ficción, mientras que aquí  nuestros “creadores” audiovisuales pelean porque les sigan dejando hacer publicidad nacional… el premio consuelo. O que los cineastas, gracias a la Ley de Cultura, tengan fondos para sus producciones. Está bien, pero seguimos pensando en el siglo pasado.

La innovación en los medios tiene que ir de la mano del fomento y de la apuesta del Estado por la creación de nuevos contenidos: expandidos, para todas las plataformas, que tengan relación con la educación no formal y la movilidad del usuario.

Si seguimos pensando que las reformas de la comunicación solo tienen que estar vinculadas al periodismo, debemos cerrar las escuelas y facultades de Comunicación, pues no hemos entendido nada de lo que es esta actividad, que es parte de la industria cultural, pero que va más allá de ella, como proceso social, y que debe responder a las necesidades del ser humano en este mundo de Metaverso, redes sociales y plataformas ubicuas.

Copiemos algo de nuestros vecinos del norte, abramos nuestra mente más allá de la mitad de uno.