Contaminación total

Eduardo F. Naranjo C.

Vivimos en un planeta con destino incierto por el creciente consumo de drogas, agravado por la hegemonía de los carteles que han penetrado las venas del poder.

Un reportaje perfectamente documentado de los periodistas Kitroeff y Bergman publicado en el New York Times, describe cómo el “narcotráfico floreció en México con ayuda del Estado”, cita el espantoso asesinato de 43 estudiantes, conocido como el caso Ayotzinapa, en el que el cártel Guerreros Unidos estaba coludido con casi todas las ramas del Gobierno local, incluidos militares, policías y politicos, disponiendo así los recursos del Estado para el crimen.

Es información que calza en nuestro presente. A diario se comenten crímenes de todo nivel,   dejando estelas de sospecha sobre los poderes del Estado, involucrados de una manera u otra en el escenario de terror que estamos viviendo, el crimen y el hampa se presentan incólumes e impunes. Ya no cabe asombro; esto trocó en una cotidianeidad “normal”.

Hechos hilvanados sugieren que estamos en similar situación bajo el dominio de los cárteles, asunto iniciado 30 años atrás con el arribo del grupo albanés, que con el tiempo penetró en todos los estratos sociales y económicos. Hoy actúa en coordinación con los mexicanos, que son los proveedores. Este facilita la introducción de la droga en Europa, construyendo así una sociedad poderosa que tiene los representantes del Estado bajo dominio, explicándose así los hechos extraños y contradictorios que conocemos. El país está en una gravísima encrucijada de la que difícilmente saldremos.

Inútil pensar que se pueda controlar y peor eliminar a un ejército subterráneo armado a todo calibre y tácticas de terror, coludido con estamentos estatales de todo orden  ¿acaso la sociedad está perdida? ¿Quiénes tienen las armas tienen el poder? El Estado protector desapareció; los derechos quedan como teoría difusa imposible de aplicar.