Ecuador a lo Bolsonaro

La consigna es que el país debe volver a la normalidad a la brava, no importa que la mayoría de la población no haya recibido ni siquiera la primera dosis de la vacuna; no importa que no haya las UCI suficientes para atender a los enfermos graves de Covid o de otras enfermedades catastróficas y tampoco importa que las familias deban enfrentar gastos médicos insostenibles por culpa de un Estado que no puede garantizar ni los más mínimos derechos a la salud. Solo importa ignorar al virus y el sufrimiento de la población y volver a arrancar al puro estilo Bolsonaro.

La decisión de un regreso ordenado a clases, si bien comparto sobre todo en las zonas rurales del país, tal vez podía postergarse al mes de septiembre cuando ya todos estaríamos vacunados, tal como lo prometió el actual mandatario.

Tenemos ministros y ministras que por un lado hablan de la importancia de volver a la normalidad y de lo bien que estamos preparados para hacerlo; pero por otro lado lamentan la falta de camas UCI y de insumos en los hospitales. Una contradicción imperdonable que sin embargo es vista como exitosa por muchos sectores de la sociedad que evidentemente ignoran las tragedias que se vive a diario en las casas de salud a lo largo y ancho del país.

Insisten en ignorar incluso las cifras reales de mortalidad que se dan en Ecuador, pues el gobierno habla de algo más de 20.000 víctimas por COVID omitiendo, siempre fieles al estilo Bolsonaro, que en Ecuador desde el inicio de la pandemia hubo un exceso de 60.000 muertos.

Se da mucho peso a los casi 2 millones de vacunados, sin hablar de los 7 millones de ciudadanos que siguen esperando la vacunación para entender que el Ecuador sigue siendo absolutamente vulnerable a los estragos del virus que ha sido y sigue siendo manejado de manera poco eficaz por parte de nuestras autoridades. Siguen los inconvenientes y tomar como referencia lo alcanzado por Moreno para ver cuánto hemos mejorado es de verdad consuelo de ingenuos.

El Covid aún es emergencia en el país y como tal debe ser enfrentado. Aflojar las medidas justo ahora puede que no sea la mejor solución.