De Néstor y Cristina a Fernández y Fernández

Hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, Argentina era una de las economías más sólidas y solventes, por encima de Italia y Francia. A partir de 1943, siendo ministro de Trabajo y Previsión el coronel J. D. Perón, empieza a decaer la producción al aplicarse políticas proteccionistas; se implementan mejoras salariales, la seguridad social y la jubilación. Al ser apresado por la dictadura, los sectores favorecidos logran su liberación en octubre de 1945. Al ganar la presidencia, Perón promueve el voto femenino, la gratuidad de los estudios universitarios; pero también fomentó el culto a la personalidad, la radicalización de las diferencias sociales, el autoritarismo y el irrespeto de los derechos republicanos. A esta conjugación de conciencia social y demagogia, años más tarde adhieren Néstor y Cristina Kirchner en su natal provincia de Santa Cruz, de apenas 200.000 habitantes.

Néstor surgió en la política como intendente, luego gobernador; al mismo tiempo que su esposa  como diputada provincial. En el 2003, bajo la tutela del expresidente Duhalde, gana las elecciones presidenciales con apenas un 22% y en el 2007 le sucede Cristina. Durante su gobierno aplicó una política de incorporación de grupos políticos distintos al peronismo, con lo que obtuvo  mayorías parlamentarias, y con ello una gran concentración de poder y sin la influencia del partido. Este proceso de consolidación política autoritaria también marcó su deterioro debido al abuso y a la corrupción.

Según Jorge Lanata, periodista opositor del kirchnerismo, los casos de corrupción eran “como el ventilador: lo oyes permanentemente, te fastidia al comienzo hasta que después te acostumbras”. Esto cambió con la aparición de  ocho cuadernos escritos por el chofer del exministro de Planificación, que registró los detalles de las entregas de dinero de los sobornos y las conversaciones de su jefe, dando origen a la apertura de 60 juicios contra políticos y empresarios; entre ellos el expresidente de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner. Estos testimonios delataron que se pagaba hasta un 20% de sobreprecio, y que el matrimonio K habría recibido unos 3 millones de dólares diarios durante los 12 años que se mantuvieron en el poder; o sea, unos 12.000 millones de dólares.

Para Cristina y sus abogados todas son calumnias. Pero como de la calumnia algo queda, a un ex socio de los K, L. Báez, le quedó una condena de 12 años por lavado de dinero;  aunque el chofer de confianza de la pareja, R. Ulloa, quedó multimillonario, con un  patrimonio estimado en 1.000 millones de dólares y una compra fallida de la cadena más grande de televisión argentina en 330 millones. Los dos hijos del matrimonio K son socios de una cadena de hoteles que se mantienen reservados durante todo el año, aunque la ocupación es casi nula, asunto que se encuentra bajo investigación por “sospechas” de lavado.

Cristina Fernández Vda. de Kirchner, vicepresidente de Alberto Fernández, acaba de ser objeto de un intento de magnicidio, justo en vísperas de la audiencia judicial en la que se pedirá una sentencia de 12 años en su contra.  En solidaridad, el presidente Fernández decretó un día libre a toda la administración pública. De paso, expresó su deseo de que al actual fiscal no le pase lo mismo que al fiscal Nisman, quien dos días antes de una comparecencia similar apareció suicidado en su departamento.

Esta es la breve e incompleta historia que va de Néstor y Cristina a Fernández y Fernández.