Cuidado con la Alcaldía de Quito

Salvatore Foti

El 22 de diciembre se convocó a sesión extraordinaria del Pleno del Tribunal Contencioso Electoral (TCE) para seguir analizando los recursos de aclaración y ampliación presentados por el ex alcalde Jorge Yunda; una movida inusual que podría implicar dejar sin piso a la candidatura del aspirante que hoy es el mejor opcionado. Al final se dejó en firme la candidatura de Yunda pero quedan abiertos escenarios muy peligrosos y desconcertantes para la democracia de Quito y del país en general. En política nada es gratis y evidentemente alguien tenía un libreto y una estrategia que se vieron frustrados a último minuto .

Seguir esta línea tan inoportuna y poco seria  desde las instituciones que deberían ser ejemplo de transparencia e independencia, solo nos deja más y más dudas sobre los reales intereses que hay detrás del triunfo de la alcaldía de Quito. Debemos preocuparnos  sobre cuáles garantías se les otorgan a los candidatos más ‘incómodos’ para el poder de turno porque, de seguir así , hasta los resultados electorales , en su momento, podrían ser cuestionados por cualquier candidato.

No parece democratico lo que estamos viviendo en el país y la cizaña en contra de este u otro candidato solo contribuye a contaminar el proceso electoral que se acerca. Lo que vivimos en Ecuador es fruto de la improvisación y de la falta de derechos elementales que se vive a todo nivel. Ahora hablan con total normalidad de que si Yunda ganase las elecciones podrían impedirle ejercer el cargo —enésima barbaridad que solo le quita más legitimidad al próximo proceso electoral—.

Todos los candidatos deben tener las mismas garantías y derechos a esta altura del partido y deberá respetarse el resultado de las urnas. Perseverar en esta lógica tan primitiva y seguir hablando de las elecciones y de sus resultados como si se tratase de una farsa equivale a minar los fundamentos de la democracia.

El país hoy vive una catástrofe tanto institucional como social que ni siquiera los actuales gobernantes están entendiendo y las autoridades, lejos de dar soluciones, solo ponen leña al fuego. Confiemos que en febrero podamos hablar del triunfo de la democracia mas no de elecciones contaminadas por elementos externos e intereses oscuros.