¿Cómo ser alcalde de Quito sin hacer ni ofrecer nada?

Cuando este artículo se publique podría conocerse el fallo en la apelación para la suspensión de derechos políticos por tres años del exalcalde Jorge Yunda. Su gestión municipal de dos años y cuatro meses estuvo llena de escándalos, negociados, malos manejos y denuncias de corrupción involucrando a su familia. Su hijo Sebastián, el reguetonero, sigue en Argentina y se desconoce si será deportado. Por eso, la posibilidad de una candidatura a la alcaldía de este caótico personaje ha causado incertidumbre.

Yunda manejó hábilmente los tiempos. Cuando iba a ser destituido usó el defectuoso sistema judicial para dilatar procesos en su contra por la importación de pruebas “chimbas” de Covid-19 en la pandemia, los escándalos de empresas municipales y los contratos con sus amigos. Correría por Centro Democrático, de Jimmy Jairala, radiodifusor y aliado del correísmo, posible candidato a la alcaldía de Guayaquil. Ya se sabe qué hace Jairala, fluctuando en la política, sin tendencia definida. Como Yunda.

Pese a los antecedentes, encuestas como la de Informe Confidencial señalan que Yunda tiene el 8% de preferencias (a siete meses de los comicios), Paco Moncayo 4%, Juan Zapata -el del COE- con 3% y Pedro José Freile (el único fijo) con 3%. Sin embargo, la opción de “ninguno”, con el 21%, evidencia la dispersión e indecisión de los votantes en una ciudad maltratada durante cuatro años (con dos paros indígenas y dos de pandemia que arruinaron el centro histórico y otras zonas). 12% de encuestados califican a Yunda como corrupto. El “loromero” tiene voto duro, a favor y en contra.

Existen otros aspirantes: el actual alcalde Guarderas que quiere seguir (sin merecerlo), Andrés Páez, Andrés Castillo, Patricio Alarcón, los correístas Pabel Muñoz y Luisa Maldonado, Jessica Jaramillo (la denunciante de Yunda), la concejal Luz Elena Coloma (de Creo) y Xavier Hervas aún indeciso. Son demasiados candidatos. Como menciona Thalía Flores, “el vacío de liderazgo en Quito es insufrible, siendo más doloroso en tiempos del Bicentenario de la Independencia”.

Los problemas que afectan a Quito se mantienen intactos en una ciudad de casi 4 millones de habitantes, víctima de mala gestión: mucha burocracia (más de 22 mil empleados),  basura, baches y obra pública a cuentagotas. Algunos de estos personajes están armando tarimas para lucirse ante el pueblo, sin propuestas y solo con ambiciones personales para llegar al cargo y aprovecharse.