Carlos Freile
Con la decisión de la Corte Constitucional aprobatoria de la eutanasia se acaba de plantar el último clavo en el ataúd de la influencia del catolicismo en la organización política y cultural del Ecuador. Nuestro país ha reafirmado su decisión de tomar el camino del paganismo, ya veremos los resultados, evidentes en varios países que nos precedieron en este sendero de la negación de la vida.
A manera de canto fúnebre, nunca mejor dicho, recuerdo que para los católicos el sufrimiento tiene una misteriosa explicación en la Pasión de Cristo. Él, inocente total, se entregó voluntariamente en manos de los hombres para salvarnos del pecado y sus consecuencias. Y se entregó hasta la muerte en la cruz. Nosotros, casi siempre renuentes, dignificamos el dolor en la identificación con el de Cristo.
Para los no creyentes lo anterior carece de sentido. Para nosotros, los creyentes, es el eje de nuestras vidas. La antinomia permanecerá para siempre: o se tiene fe o no. Punto.
Cierro esta página escrita con sangre para refugiarme en el silencio del Calvario.