BT: sello, sueño ¿mentira?

Va a cumplir un año de gobierno. El presidente ecuatoriano, desde mucho antes, como candidato y para ganar adeptos especialmente de los jóvenes exponía parte de su hoja de vida, exaltando su éxito por los conocimientos y prácticas técnicas realizadas.

Decía: “A la educación técnica la tenemos que revivir (…) muchos jóvenes ecuatorianos quieren aprender más rápidamente un oficio para incorporarse a la vida productiva y así ayudar a la economía del hogar, de sus padres y de su familia”.

Ya como mandatario criticó la mala planificación de las políticas públicas y exaltado decía: “Se gradúan cada año 200.000 jóvenes y se quedan 110.000 sin estudiar ni trabajar…y no es por falta de recursos del Estado”.

En agosto del 2021, conjuntamente con la ministra de Educación, a quien la felicitó, lanzó el Plan de Formación Técnico Profesional, diciendo: “Queremos trabajar para los jóvenes que merecen todo el respaldo, no sólo reformando leyes sino desterrando el clientelismo político, el dinero es de los ecuatorianos”, puntualizaba.

Crearon lo que llamaron el sello sectorial “BT” para que actores públicos y privados desarrollen acciones y fortalezcan la Educación Técnica, prometiendo apoyo a: instituciones, docentes y estudiantes.

A un año de tan ampulosas declaraciones, la realidad de la educación —especialmente de la técnica— es triste y frustrante. Instituciones emblemáticas sufren de olvido y desidia, en 15 años, increíble, no han recibido: equipamiento, capacitación y hasta borraron su exclusiva naturaleza técnica.

Este artículo es un reto, invitación a constatar la deplorable situación que le está conduciendo a la extinción, al menos como entidades prototipos de la educación real y útil, importante solución a problemas económicos y sociales.

Esperaría al menos una réplica para establecer conjuntamente una realidad que estimule un giro total. No queremos ofrecimientos, ni uno más en la colección de promesas que se guardan y olvidan; deseamos cambios claros y oportunos.

Mi crítica, se apoya en la experiencia, evaluación y conocimiento de diversos momentos y lugares.

No más sellos, al menos, si son mentiras.