Bien mezclados

Por intereses político-electoreros y  prejuicios raciales y culturales, nos han metido a la mayoría gato por libre. El Ecuador no es el Tahuantinsuyo ni la España eterna.  Todos los ecuatorianos étnicamente somos mezclados: de comunidades nativas originarias, población europea, esclavos afroamericanos,   66%,   30%, 2.4%, respectivamente.  Para que no haya exclusiones: el 1% asiáticos orientales.

Ergo: ni Iza es un  Inca redivivo ni  nativo originario; ni Lasso  es Felipe el Hermoso ni  europeo; ni Carrera Andrade, el eximio poeta, es nativo originario, (aunque así  lo calificaban en Europa); ni Kingman o Adoum  son ingleses o árabes;  ni Andrés Gómez es europeo,  ni Carapaz es nativo; ni Guayasamín Calero es nativo americano o europeo; ni Spencer es africano ni el güero Aguinaga  europeo. Todos somos mestizos ecuatorianos. Por eso llama la atención que exista un partido político  exclusivamente indígena, cuando todos lo somos por el lugar donde nacimos. La pobreza, la desigualdad, la injusticia no tienen raza. El prejuicio de creerse “blanco” o “indio” no pasa de ser una opinión negativa.

Tales discriminaciones raciales crean mitos: que hubo un pasado que hay que reconquistar, una justicia ancestral y  una economía a las que hay que volver.  ¿Tal vez la de la Santa Inquisición, cortar las manos a los ladrones, el azote con ortiga a los ladrones,  que la tierra sea solo del Inca,  todos soldados y agricultores, por ejemplo?

No, las tradiciones son una herencia que hemos heredado de nuestros mayores;  el conjunto de experiencias y creencias que se heredan de una generación a otra. Mas las tradiciones, las malas, son como el virus, desaparecen poco a poco. Nos quedan las que refuerzan el sentido de pertenencia a una misma identidad cultural: española y de las comunidades indígenas originarias. Así las lenguas española y quichua, la religión cristiana, el humilde locro. Aunque a la religión  hasta los curas quieren acabarla. O a la lengua española,  con la que amamos e insultamos y que algunos desprecian en ese mismo idioma. Lengua que renovó el universal poeta mestizo panhispanista: Darío.