Antonio Ricaurte
En la política y en la vida, lo más importante son las imágenes, y los elementos que priman son:
1 Impulso. El ser humano está dominado por sugestiones, percepciones, conciencia, atención y estímulos.
2 Atención. El ser humano atiende una cosa a la vez. Enfoca sus sentidos en lo que más le llama la atención, en lo que le interesa, en lo que brilla más, en lo que le “estimula” más, en lo que le genera más sentimientos, como miedo, gusto, disgusto, ira, tranquilidad, angustia, alegría, celos, envidia, venganza, etc.
3 Consciencia. Es la capacidad que tiene el ser humano para determinar en dónde está “parado”, para entender su entorno: su lugar de nacimiento, su familia, sus relaciones sociales y laborales, sus creencias religiosas, etc.
4 Percepción. Cada ser humano tiene alrededor de 65.000 pensamientos diarios, de los cuales el 95% son repetitivos. Esos pensamientos, que ordenamos según nuestras convicciones, provienen del medio en el que nos movemos y vivimos, y de nuestra formación, religión y enseñanzas familiares. Una vez que ordenamos esos pensamientos, nos autoengañamos para no sufrir y para hacer más llevadera la vida. Los fanatismos son las expresiones humanas más fuertes del autoengaño. Son inmanejables e irreconciliables.
5 Sugestión. Es el proceso psicológico mediante el cual personas, medios de comunicación, redes sociales, políticos, empresas, etc., manipulan a otras personas para lograr un objetivo. Esta manipulación incide en la consciencia, la atención, la percepción y los estímulos de las personas, a través de estrategias de comunicación o por simple habilidad e instinto de quienes la ejercen.
Por eso, el 85% de toda interrelación humana está basada en imágenes; el resto es secundario.
Cuando se hablan muchas cosas a la vez o, por ejemplo, se mencionan cifras complicadas y confusas, la gente no entiende, se aburre, no presta atención y pierde interés.
A los muy inteligentes, no les va a gustar lo que digo. Ellos sostienen que un político debe recitar durante horas sus planes de gobierno o enunciar miles de cifras económicas. Pues así, según ellos, se elevaría el nivel de la política.
Un claro ejemplo de lo mencionado es la imagen de Javier Milei. Solo señalaré este caso. Muchos dirán que sus ideas libertarias, basadas en los principios del libre mercado, son maravillosas y que la gente votó por eso. No es así; nadie entendió ni entiende eso. Por Milei votaron:
- Por ser distinto a los políticos tradicionales;
- Por ver de abajo hacia arriba cuando se toma una foto o le graban un vídeo;
- Por gritar “¡Viva la libertad, carajo!”;
- Por decir que va a acabar con “la casta”; es decir, que va a exterminar, con una motosierra, a los políticos tradicionales.
El presidente Daniel Noboa, maneja bien las imágenes: es distinto a los políticos tradicionales (habla, se viste y actúa de manera diferente). Su gestión está llena de imágenes en contra de la inseguridad, la corrupción y el narcotráfico. Entiende bien la forma de comunicar.