A 92 votos de irse a su casa

Salvatore Foti

Al presidente Guillermo Lasso ya no le queda más que admitir que ha sido destruido políticamente, tanto por Rafael Correa como por  Jaime Nebot, quienes se la tenían jurada desde hace dos años —y hoy han demostrado, con creces, que fueron mucho más hábiles que el mandatario a la hora de derrotarlo y  ponerle fecha de caducidad—.

Al Presidente solo le queda ir a muerte cruzada o renunciar; caso contrario, puede seguir sentado y ver cómo lo van a destituir por grave conmoción interna o simplemente gracias a un juicio político, siempre gestionado desde la Asamblea.

Lasso está a 92 votos de ser enviado a su casa.

El Presidente se ha preocupado más de las agendas ajenas que de la agenda país y hoy paga las consecuencias.

Lo más ‘ingenioso’ y masoquista que ha logrado ha sido cavarse solito su tumba. Llamar a una consulta cuando gozaba de los niveles más bajos de popularidad es el ejemplo más emblemático de su incompetencia política y de su presunción. Perder la consulta, escenario predecible, ha sido la gota que ha derramado el vaso y hoy su Gobierno débil y enfermo no puede aguantar tanta presión. Si a todo esto añadimos los graves hechos denunciados por La Posta debemos concluir que el actual Gobierno no llegará al final de su mandato.

El Ejecutivo y todas las instituciones del Estado implicadas en la denuncia en cuestión deben admitir y asumir su responsabilidad, que amerita  una profunda revolución institucional y estatal.

Hoy los ciudadanos sabemos que hay indicios que manchan al Gobierno y a su círculo más cercano y ver cómo desde la Fiscalía se ordena el allanamiento de oficinas dentro de Carondelet debe indignarnos a todos.

Por todo esto y por muchos más escándalos que podrían salir en los próximos días el Presidente debe decidir si dar un paso al costado o ir a muerte cruzada y reivindicarse en los seis meses que le quedarían para gobernar sin el estorbo de la Asamblea.

No puede haber soluciones a medias ni más mojigatería. La gente aplaudirá una solución definitiva, sea cual sea y venga de dónde venga, mientras que de seguir sin tomar decisiones solo nos llevará a todos hacía el caos.