Mariupol

Puerto comercial, alegre, bullicioso, desinhibido; su tranquila vida diaria de pronto se vio súbitamente alterada. Un sonido espantoso envolvió a la ciudad cual niebla paralizante; el ulular incensante de las sirenas que anuncian la lluvia de fuego y muerte que abatirá la ciudad. La dictadura totalitaria de Putin lanza ataques sobre ella en esta guerra absurda, dirigida para aplastar la voluntad de vivir en libertad a Ucrania, y que se ha ensañado reduciendo a escombros las ciudades, más aun a la infortunada Mariupol. Hombres y mujeres de toda edad, niños, ateridos en el duro invierno, hambrientos, angustiados y con el alma en un hilo. Ni yo, ni usted, amable lector, sentimos lo que ellos están  pasando. Ojalá lean esto los seguidores de dictaduras totalitarias, como la que intentan restablecer aquí en el Ecuador los correístas en su afán de seguir saqueando en impunidad el país y privarnos de una vida libre.

Enrique Alberto Guerrero Barba