El valle de Uravía y el volcán Puntas

El rio Uravía, que cruza por el valle del mismo nombre, es el límite natural entre las parroquias de Checa y El Quinche y nace en los humedales del cerro Puntas, ubicado a unos cinco kilómetros de la población de Checa, en la estribación oriental de la cordillera de los Andes.

El cerro Puntas, que en realidad es un volcán aparentemente activo, tiene 4.452 metros de altura, y está compuesto por alrededor de 50 picos que le dan una forma peculiar, semejante a una gigantesca mandíbula de lobo de páramo, fiel guardián de esta reserva natural. Se ubica en el borde del Parque Nacional Cayambe Coca, desde donde se tiene una vista espectacular de la ciudad de Quito y de sus valles circundantes.

De los estudios realizados en el sector, los geólogos deducen que hace miles o millones de años, el volcán Puntas poseía un cono perfecto, similar al de su vecino volcán Cotopaxi, y que podía alcanzar una altura de seis mil metros sobre el nivel del mar, lo que le convertía en uno de los volcanes más altos del mundo, superado únicamente por el majestuoso volcán Chimborazo y el mítico Everest.

En tiempos inmemoriales debió ocurrir una gigantesca erupción que causó que el cono del volcán Puntas desaparezca y que todo el material volcánico producto de esta catástrofe natural, se deposite en los valles cercanos al cerro, especialmente en el valle de Uravía, donde hasta el día de hoy se puede encontrar obsidianas, piedra pómez y cangahua, que es el polvo volcánico que se solidifica con el paso del tiempo.

Como evidencia de este cataclismo que extinguió la megafauna que habitaba en las cercanías del volcán Puntas, se han encontrado en el valle de Uravía, huesos fosilizados de un mastodonte, debiendo estar el resto del cuerpo y de su manada, en los alrededores del valle donde vivían antes de la erupción.

Más asombroso aún que los restos paleontológicos que nos quedan como recuerdo de esta catástrofe prehistórica, son los tubos volcánicos que llegan desde el cerro hasta el valle de Uravía, y que se formaron cuando bajó la lava incandescente y en el camino se fue enfriando, quedando las cuevas volcánicas que hasta ahora se las puede admirar en el valle.

Cuenta la leyenda que estos túneles volcánicos tienen varios kilómetros de extensión y que, llegan hasta al propio corazón del cerro Puntas, objeto de adoración por los aborígenes del sector, y que el propio Inca Atahualpa, utilizó estas fabulosas cuevas para guardar su tesoro y ponerlo a salvo de la ambición de los conquistadores españoles,

El volcán Puntas no está apagado y como muestra de esa actividad que aún mantiene, hace sesenta años, el 31 de marzo de 1964, en la mitad de la noche hubo una gran explosión que aterrorizó a los habitantes del valle y que arrojó a la superficie una gran cantidad de piedras y agua subterránea, formándose un cráter de alrededor de cien metros de diámetro, el cual se lo puede ver y visitar en el mágico valle de Uravía.

Alfonso López