El valle de Uravía (2)

La parroquia rural de Checa, Distrito Metropolitano de Quito, nace formalmente en el año de 1913 cuando fue inscrita como parroquia civil, llevando ese nombre en honor a uno de los próceres de la Independencia, el coronel Feliciano Checa, quien fue propietario de la hacienda Chilpe Grande, escenario de múltiples reuniones de los patriotas.

Los primeros habitantes de Checa de los que se tienen vestigios pertenecían al cacicazgo de Yaruquí, cuya tribu principal fue la de los Tupizas y también los Chilpes. Al pasar del tiempo, tuvieron influencias de los Caras, que dejaron como recuerdo algunas tolas, que son tumbas, en forma de montículos, donde enterraban a sus seres queridos.

Toda esa mezcla de razas produjo lo que ahora tenemos en el valle de Uravía, una composición multiétnica, a cuyos habitantes se les podría llamar los “uravíes”, dignos guardianes de las “piedras lloronas” del sector.

Al llegar los Incas, hace más de quinientos años, construyeron el Camino Real o Qhapac Ñan, que en quechua significa “camino del rey o del poderoso”, que formó parte de la red vial del Tahuantinsuyo y fue declarado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO, el 21 de junio del 2014.

El Camino Real atraviesa por la parte baja de Checa, con dirección al valle de Uravía, y desciende por la pronunciada ladera a las playas del río del mismo nombre, luego de eso, el camino continúa por el otro lado del valle, hasta llegar al venerado santuario de la Virgen de El Quinche.

Como anécdota podemos decir que, en el levantamiento indígena del año 2019, se suspendió el tránsito vehicular, tanto por la vía de Guayllabamba, como por la vía de El Quinche, motivo por el cual los vehículos que querían llegar al norte del país y posteriormente a Colombia, tenían que obligatoriamente pasar por el Valle de Uravía y su porción del Camino Real, construido por los Incas hace más de quinientos años.

Alfonso López J.