Ladera Norte
Que no puedo callarme. Que debo decirlo, abiertamente: me ha emocionado el espléndido libro que este domingo os comento. Uno, que he rescatado de las apreturas en que vivía con otros de sus colegas, sosiego forzoso, en las estanterías donde estancian los tomos a cuyos llamados me acojo, desde los sentires, pesadumbres, depresiones o alegrías que me cubran, en el momento en que fundo mi espíritu con las páginas, que se me ofrecen para ser leídas.
Sí, porque ellos, o ellas, los libros, andrógenos que son, en ocasiones a mí me disponen cómo y cuándo he de poder leerlos. Tomarlos, sin someterlos. Ellos si pueden conmigo. Tienen tales fuerzas. Y es que además me gusta ser su presa, su prenda. Me dejo llevar, porque caprichosos y todo no me abandonan. Recurro a ellos. Y siempre hay uno que me tiende una mano. Una boya. Un instante sin gravedad. Y siento, que dejó de caer. De ahogarme. De cumplirme la promesa de poner punto final a todo. Los libros, y su especial amistad.
Como es tal, nada cabe forzado. Unas veces, yo propongo y aceptan. Otras, ellos, son los que se ofrecen y vamos juntos. Vivimos una relación pasional y variable, pero leal, dentro de lo posible, fiel, dentro de lo admisible. Y es que tienen alma, sí, todos los libros llevan un duende interior, travieso, poderoso, escudriñador, atrevido, y oportuno.
Instalado en mis soledades y trasigando la biblioteca, sentí el lomo, del tomo, de la escritora madrileña Berta Vias Mahou, ‘Ladera norte’ que me convidaba a tiempo, a transitar por sus palabras. Esas, que a vosotros os invito a descubrir, que hoy declaro a pecho descubierto: me doblegaron, me conmovieron, me enamoraron. Tanta belleza junta es difícil de hallar. De pronto he sentido que el amor me ha cercado. Que las palpitaciones provocadas por las palabras, de ‘Ladera norte’, me han llevado a ritmos de taquicardia, que creí solo se daban previo al infarto y no, a las evocaciones de la memoria, a las acechanzas de la pasión, a las improntas del tiempo.
La lectura de obra tan hermosa me volvió al mundo de las ilusiones. La belleza de la literatura de Berta Vias Mahou, es tangible. Solivianta todos los sentidos e invoca poesías: “Callad, amantes/ y ocupad el labio con el beso/ No pronunciéis palabras vanas/mientras se busca vuestro corazón/en otro pecho, jadeante y pobre/como el vuestro/ya al filo de la aurora.” Antonio Gala.
Fragmento
“Volvió a doblar el papel en cuatro y levantó la vista, aún bajo los efectos de aquellas palabras. Palabras capaces de trastornar una existencia. En las que, por prudencia, tal vez incluso por temor, habitamos tan sólo unos instantes, aunque a alturas desconocidas. Palabras, como piedras puras, preciosas.” Pág. 125
OPINIONES
‘Ladera norte’, publicación de Acantilado, primera edición, 2001, 156 páginas. Una joya, que habréis de buscar. Seduce nada más verla. Descongelará vuestras pieles como primeros efectos y encenderá la mecha de vuestros recuerdos. Repasos: La vida esta llena de nombres, de amores cumplidos. De pasiones imposibles, de fugaces besos, en calles vacías, de tardes de lluvia y tañidos sexuales. De arrepentimientos ardientes. De ausencias irremplazables.
“Ladera norte”, se ha escrito desde la piel, para la piel. Literatura inolvidable, prensada entre las faldas de una montaña de amor, tinturado en melenas rubias, vivido en hoteles fantasmas y dicho en lenguajes de cuerpos acoplados en citas furtivas, que tal vez nunca se dieron.
BIOGRAFÍA
Berta Vias Mahou (Madrid, 1961) licenciada en Historia Antigua, ha traducido a escritores notables y clásicos como Stefan Zweig y Goethe. A inicios de su carrera buscó al público infantil y juvenil, publicó ‘Fuera del alcance de los niños’. Más tarde se pasó a los adultos con ‘Leo en la cama’, y ‘La imagen de la mujer en la literatura’. Su primer libro: ‘Galería sexual. Retratos femeninos’) 1994, bajo el seudónimo de Roberta Bookworm, se presentaba allí como traductora de la obra. Colaboradora de periódicos y revistas españolas entre otras: Diario 16, El Mundo, ABC y El País.