El reportaje, ¿decadencia o apogeo?

PRENSA
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La prensa se encuentra en una etapa de cambios en el diseño y la forma de presentar la información, producidos fundamentalmente por la competencia que suponen los medios audiovisuales y electrónicos, además de motivaciones empresariales relacionadas con el encarecimiento del papel en el mercado y la necesidad de reducir costes. Uno de estos cambios es la modificación que algunas cabeceras han hecho de la presentación tradicional de sus contenidos hacia un enfoque más visual recurriendo al color, la infografía o informaciones más cortas y directas al estilo del diario USA Today.

La posibilidad de que se generalicen estos recursos puede hacernos pensar que dejarían de tener cabida los textos más extensos y profundos propios del reportaje. De ahí la necesidad de confirmar el supuesto declive de un género cuyos orígenes algunos sitúan en los albores del siglo XX en los Estados Unidos y otros lo hacen en varios países latinoamericanos a consecuencia del cambio de las técnicas para recolectar la información que usaban los periódicos desde el siglo anterior. Lo cierto es que ya a finales del XIX se publicaron en Colombia varias narraciones precursoras del reportaje, que posteriormente se desarrollaron en otros países y que hoy representa la esencia del periodismo impreso: su elaboración conlleva el desplazamiento del reportero al lugar de los hechos, el contacto directo con diferentes fuentes de información, una dosis de creatividad en el enfoque del asunto que trata y en la redacción final y, en definitiva, una relación directa con la realidad.

Punto de partida

Para conocer la trayectoria de este género y sus posibilidades de supervivencia, se realizó un análisis de los reportajes publicados en la prensa diaria desde su aparición en los años 60 hasta el final del siglo XX, utilizando como muestra Galicia. Ésta es una de las 17 comunidades autónomas españolas formada por cuatro provincias y casi tres millones de habitantes, un ámbito geográfico suficientemente representativo para alcanzar unas conclusiones significativas. Se examinaron La Voz de Galicia, El Ideal Gallego, El Progreso, La Región, Faro de Vigo y El Correo Gallego.

A la hora de seleccionar los reportajes para el análisis cuantitativo, se tuvo en cuenta que con el paso del tiempo sufrieron una evolución paralela a las transformaciones inherentes al quehacer periodístico, a los medios de comunicación y a la propia historia. Hoy puede definirse como un género periodístico de extensión variable, que ahonda en hechos actuales pero no necesariamente noticiosos, con cierta profundidad y amplitud, cuyo autor goza de una mayor libertad formal y expresiva, escrito con un estilo más libre, y que suele publicarse firmado y acompañado de fotografías, gráficos o infografía.

También se recogieron datos cualitativos usando como referente una tipología basada en seis criterios (Chillón, 1994): formato -reportajes breves, grandes reportajes, seriados e informes-; tratamiento de la información -informativos, interpretativos, de investigación, de precisión, de encuesta y de servicios-; características formales -descriptivos, narrativos y explicativos-; lenguaje -informales, formales y técnicos-; estructura -modalidades clásicas como pirámide invertida, acción, citas, acontecimiento y corta, modalidades innovadoras como narrativa, homérica, cronológica, de mosaico, y modalidades híbridas-; y tema -sociedad, economía, política, sanidad, educación, cultura, interés humano, sucesos, biográficos, viajes, costumbres, históricos, medio ambiente, investigación, y deportes-.

Análisis

Década de los 60: primeros pasos hacia el reportaje moderno

El análisis cuantitativo de esa década revela una etapa caracterizada por la escasez de reportajes de forma generalizada. A pesar de las diferencias entre periódicos como Faro de Vigo, donde se publicaron 154 reportajes, y El Ideal Gallego o El Correo Gallego, con solo dos y nueve respectivamente, las cifras todavía son sin duda muy bajas, ya que La Voz de Galicia publica 99, El Progreso 50 y La Región 41. Esto demuestra que la presencia de este género era prácticamente nula, un hecho comprensible teniendo en cuenta la situación de censura que imperaba en los medios de comunicación debido a la dictadura política que se vivía en España, las circunstancias de retraso económico, social y cultural y, en consecuencia, el arcaicismo del periodismo que se practicaba.

Esta situación parece influir cualitativamente. Destacan la escasa variedad temática y la elección de temas poco “serios” o ideológicamente comprometedores, como sociedad (45 por ciento), históricos (15 por ciento), biográficos (13 por ciento) o de costumbres (7 por ciento). La mayoría de los reportajes son difícilmente diferenciables de otros géneros debido a su brevedad (87 por ciento). El predominio del tratamiento informativo en ellos (97 por ciento) no deja lugar para la interpretación y formalmente utilizan la descripción (92 por ciento) con un lenguaje formal (98 por ciento).

En líneas generales, puede decirse que los reportajes de la década de los 60 son escasos y carentes de creatividad, tanto en la forma como en contenidos. Y si bien cuentan con ciertas características propias, todavía distan considerablemente de los actuales. Los pocos que se publican suelen destacarse bajo el epígrafe denominado Reportaje en secciones especiales -es el caso de El Correo Gallego, Faro de Vigo o La Región-, que son casi la única muestra de la singularidad de este género con respecto al resto.

Década de los 70: la transición

En esa década comienzan a percibirse algunos cambios en las rutinas profesionales, de ahí que se denomine etapa de transición -coincidente con la transición política de España-. Novedades como el incremento de la producción propia por parte de las redacciones de los diarios se traducen en un número relativamente mayor de reportajes, algo que se deja notar particularmente en Faro de Vigo, que publica la nada despreciable cifra de 559, seguido de los 250 de La Voz de Galicia y los 117, 90, 24 y cinco de El Progreso, La Región, El Progreso y El Ideal Gallego, respectivamente.

La Voz de Galicia incorpora en estos años la sección Reportaje, siguiendo la iniciativa marcada por El Correo Gallego, Faro de Vigo y La Región. Si bien se conserva la tendencia a publicar textos de poca extensión (79 por ciento), llama especialmente la atención el aumento de la cantidad de reportajes seriados -publicados en varios días y referidos a distintos aspectos de un mismo asunto, o por partes, es decir, un mismo reportaje dividido en capítulos que se publican en varios días- (12 por ciento), lo que supone que las redacciones cuentan ya con profesionales dedicados en exclusiva a trabajar como reporteros.

Aunque siguen predominando los informativos (90 por ciento) y la descripción (75 por ciento), empieza a hacerse un hueco la interpretación (6 por ciento) con recursos como la narración (19 por ciento) o la explicación (6 por ciento). El lenguaje formal se algo utiliza menos (82 por ciento) y también se perciben tímidas variaciones en las estructuras tradicionales. Temáticamente, se introducen cuestiones que reflejan nuevas preocupaciones en la sociedad (economía, 12 por ciento; enseñanza, 7 por ciento; o cultura, 5 por ciento) y en general hay un mayor interés de los profesionales por el reportaje como medio para hacer llegar la realidad al lector.

Década de los 80: la consolidación

En esa década se produce el aumento cuantitativo más significativo, especialmente en La Voz de Galicia, que ahora se sitúa a la cabeza de los diarios analizados con 1.634 reportajes, superando a Faro de Vigo, con 694, y La Región, El Progreso, El Correo Gallego y El Ideal Gallego, con 357, 320, 90 y 76, respectivamente. Esos años supusieron la consolidación definitiva de este género periodístico tal y como se concibe actualmente, de ahí que se hable de etapa de consolidación.

Desde el punto de vista cualitativo, hay cambios notables que reflejan la adopción de nuevas formas de contar la actualidad y una mayor creatividad expresiva. Al mismo tiempo, el reportaje extiende su influencia de manera que las fórmulas que le son propias impregnan el resto de los contenidos, es el fenómeno definido como “reportajización” de la información y que se plasma, fundamentalmente, a través de una presencia creciente de las denominadas informaciones reportajeadas.

Pese a que siguen predominando los breves (45 por ciento), su extensión es cada vez mayor y destaca una mayor presencia del gran reportaje (26 por ciento). Paralelamente, disminuyen los informativos (54 por ciento) para dar cada vez más protagonismo a la interpretación (33 por ciento), lo que indica el esfuerzo de los reporteros por ir más allá del mero relato de unos hechos para ahondar en ellos y analizarlos.

Esto se plasma formalmente en una tendencia hacia la explicación (32 por ciento), que se sitúa ya en un nivel similar a la descripción (35 por ciento) y la narración (33 por ciento, características de etapas anteriores, un menor predominio del lenguaje formal (53 por ciento) y novedades estructurales como la estructura de acción (33 por ciento), la de citas (21 por ciento), de acontecimiento (15 por ciento), e incluso innovadoras (9 por ciento), que introducen más fotografías e infografía.

En cuanto a los contenidos, destacan, por una parte, la desaparición de temas antes característicos del reportaje, como los históricos, los de costumbres o los de viajes; por otra, el mayor interés por otros como la economía (13 por ciento), la sanidad (8 por ciento) o la cultura (9 por ciento); y finalmente, el interés que suscitan ámbitos que antes no se consideraban reportajeables, como la política (5 por ciento) o los deportes (1 por ciento), o que ni siquiera recibían tratamiento informativo, como el medio ambiente (1 por ciento) o la investigación (1 por ciento).

Década de los 90: el reportaje hacia el siglo XXI

En la última década del siglo XX se reafirman las tendencias precedentes. La Voz de Galicia se consolida como periódico pionero y en la publicación de reportajes da muestras de ello: 2.733 reportajes frente a los 1.060 de Faro de Vigo, 1.004 de La Región y 811, 675 y 495 de El Progreso, El Ideal Gallego y El Correo Gallego, respectivamente, si bien su aumento es proporcionalmente menor al de estos últimos.

Cualitativamente, alcanzan un tamaño mucho mayor y por vez primera el gran reportaje es mayoritario (52 por ciento) frente al breve (29 por ciento). Lógicamente, esto se acompaña de novedades en el tratamiento de la información, como son el protagonismo de la interpretación de los hechos (43 por ciento), frente al tratamiento informativo (25 por ciento) y la aparición de nuevas modalidades como los de encuesta, de precisión e incluso un nada despreciable 4 por ciento de reportajes de investigación.

No es de extrañar, por tanto, que los periodistas opten más por la explicación (67 por ciento) que la simple descripción de hechos (9 por ciento). Tienden a adoptar fórmulas estilísticas más creativas y personales (lenguaje informal 58 por ciento) y estructuras innovadoras (32 por ciento), propiciadas en gran parte por las posibilidades que ofrece la infografía. Y en cuanto a los contenidos, se consolida la propensión de los 80 a la diversificación temática de los reportajes, en los que ahora tiene cabida prácticamente todo.

Conclusiones

El estudio permite afirmar que el aumento de reportajes a lo largo de las cuatro décadas fue generalizado y progresivo, incluso teniendo en cuenta que todos los periódicos incrementaron sus páginas. Esto parece confirmar la idea señalada al principio: el creciente protagonismo de los medios audiovisuales y electrónicos, así como las nuevas tendencias en el diseño de los periódicos -contenidos más visuales y textos más breves- y la necesidad de reducir costes de personal que están afectando a la prensa, no parecen impedir que se sigan escribiendo reportajes. Al contrario, los datos indican que la práctica de este género cada vez se extiende más en todas las cabeceras.

El estudio evidencia también un cambio cualitativo que se traduce en la publicación de reportajes cada vez más extensos y profundos, con dosis más altas de interpretación, más creativos desde el punto de vista lingüístico y estructural, y mucho más diversos temáticamente.

Todo esto hace pensar que la progresiva complejización de nuestro entorno social, político y económico, así como la propia evolución del contexto de la comunicación, reafirman el papel del reportaje como vehículo idóneo para hacer llegar la realidad. Pese a que disponemos de menos tiempo para dedicar a la lectura del periódico, seguimos recurriendo a este medio para obtener una mayor profundidad de los hechos frente a la inmediatez informativa que ofrecen los otros medios. De ahí la conclusión de que, probablemente, el reportaje de prensa en general, y el de Galicia en particular, no solo no tenga sus días contados sino que incluso puede preverse que vaya adquiriendo mayor protagonismo. Y quizás la fórmula ideal para la prensa puede estar en simultanear informaciones breves con textos que aporten más análisis e interpretación de los hechos, a través de géneros como el reportaje.


Sonia F. Parratt, española, doctora en Periodismo, imparte asignaturas de redacción periodística en la Universidad Carlos III de Madrid y autora de Introducción al reportaje: antecedentes, actualidad y perspectivas (2003) y Medios de comunicación y medio ambiente (2006).
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