Gobierno necesita comunicar

Salvatore Foti

El Ejecutivo nunca tuvo, hasta la fecha, un equipo de comunicación a la altura de lo que se necesita. Mientras que al principio de su mandato podía gobernar y tomar decisiones inclusive con piloto automático, gracias al apoyo que le brindaban los sectores más influyentes de nuestra sociedad, hoy en cambio, debería estar más preocupado y atento sobre lo que planifica en los campos político y social.

Una cosa es gobernar y comunicar en tiempos de “diálogo”, otra es gobernar y comunicar en crisis. Hay una total y casi tierna indefensión de instituciones como la Secom, creadas justamente para comunicar y fortalecer a la Presidencia y su gabinete. Sin embargo, no hay paraguas claros y cada ministerio y ministro tiene su voz y su propia línea sobre acontecimientos que deberían ser regulados y orquestados desde Carondelet.

Si a todo esto añadimos que enviar un WhatsApp a los celulares es considerado una genialidad comunicativa, tendremos aún más claro el desierto imaginativo dentro del cual se mueve el Gobierno.

Y esto por no hablar de cómo lograron debilitar, inclusive, los mensajes presidenciales en cadena nacional. Durante la conmoción social de octubre, las cadenas nacionales fueron abusadas y llevadas a un nivel de ineficacia inconcebible. Al Presidente simplemente no se le protege desde el área de comunicación.

Hay la sensación de que quienes comunican viven en otro país. Falta empatía, falta la emoción, falta el guion, falta el mensaje y falta el mensajero a quien tampoco pudieron construir y formar. En fin, estamos bajo las peores condiciones como para dar la cara a los acontecimientos que se avizoran. El hecho de llevar al Presidente y a casi todo su gabinete al debate (así debe llamárselo) con las organizaciones indígenas el 13 de octubre, en donde no tenía nada que ganar y todo que perder, es la demostración máxima de la impreparación de su equipo de comunicación. Qué mal parados salieron todos.

Los mejores voceros del gobierno son los aliados externos, actores que, además, no van a convencer ni a mejorar la imagen del mandatario con los sectores más reacios a su gestión. Esperemos ver cambios dramáticos muy pronto, pues la comunicación desde la Presidencia debe acompañar y fortalecer a Lenín Moreno y urge un trabajo de reposicionamiento que no permita más improvisación.

[email protected]

Salvatore Foti

El Ejecutivo nunca tuvo, hasta la fecha, un equipo de comunicación a la altura de lo que se necesita. Mientras que al principio de su mandato podía gobernar y tomar decisiones inclusive con piloto automático, gracias al apoyo que le brindaban los sectores más influyentes de nuestra sociedad, hoy en cambio, debería estar más preocupado y atento sobre lo que planifica en los campos político y social.

Una cosa es gobernar y comunicar en tiempos de “diálogo”, otra es gobernar y comunicar en crisis. Hay una total y casi tierna indefensión de instituciones como la Secom, creadas justamente para comunicar y fortalecer a la Presidencia y su gabinete. Sin embargo, no hay paraguas claros y cada ministerio y ministro tiene su voz y su propia línea sobre acontecimientos que deberían ser regulados y orquestados desde Carondelet.

Si a todo esto añadimos que enviar un WhatsApp a los celulares es considerado una genialidad comunicativa, tendremos aún más claro el desierto imaginativo dentro del cual se mueve el Gobierno.

Y esto por no hablar de cómo lograron debilitar, inclusive, los mensajes presidenciales en cadena nacional. Durante la conmoción social de octubre, las cadenas nacionales fueron abusadas y llevadas a un nivel de ineficacia inconcebible. Al Presidente simplemente no se le protege desde el área de comunicación.

Hay la sensación de que quienes comunican viven en otro país. Falta empatía, falta la emoción, falta el guion, falta el mensaje y falta el mensajero a quien tampoco pudieron construir y formar. En fin, estamos bajo las peores condiciones como para dar la cara a los acontecimientos que se avizoran. El hecho de llevar al Presidente y a casi todo su gabinete al debate (así debe llamárselo) con las organizaciones indígenas el 13 de octubre, en donde no tenía nada que ganar y todo que perder, es la demostración máxima de la impreparación de su equipo de comunicación. Qué mal parados salieron todos.

Los mejores voceros del gobierno son los aliados externos, actores que, además, no van a convencer ni a mejorar la imagen del mandatario con los sectores más reacios a su gestión. Esperemos ver cambios dramáticos muy pronto, pues la comunicación desde la Presidencia debe acompañar y fortalecer a Lenín Moreno y urge un trabajo de reposicionamiento que no permita más improvisación.

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Salvatore Foti

El Ejecutivo nunca tuvo, hasta la fecha, un equipo de comunicación a la altura de lo que se necesita. Mientras que al principio de su mandato podía gobernar y tomar decisiones inclusive con piloto automático, gracias al apoyo que le brindaban los sectores más influyentes de nuestra sociedad, hoy en cambio, debería estar más preocupado y atento sobre lo que planifica en los campos político y social.

Una cosa es gobernar y comunicar en tiempos de “diálogo”, otra es gobernar y comunicar en crisis. Hay una total y casi tierna indefensión de instituciones como la Secom, creadas justamente para comunicar y fortalecer a la Presidencia y su gabinete. Sin embargo, no hay paraguas claros y cada ministerio y ministro tiene su voz y su propia línea sobre acontecimientos que deberían ser regulados y orquestados desde Carondelet.

Si a todo esto añadimos que enviar un WhatsApp a los celulares es considerado una genialidad comunicativa, tendremos aún más claro el desierto imaginativo dentro del cual se mueve el Gobierno.

Y esto por no hablar de cómo lograron debilitar, inclusive, los mensajes presidenciales en cadena nacional. Durante la conmoción social de octubre, las cadenas nacionales fueron abusadas y llevadas a un nivel de ineficacia inconcebible. Al Presidente simplemente no se le protege desde el área de comunicación.

Hay la sensación de que quienes comunican viven en otro país. Falta empatía, falta la emoción, falta el guion, falta el mensaje y falta el mensajero a quien tampoco pudieron construir y formar. En fin, estamos bajo las peores condiciones como para dar la cara a los acontecimientos que se avizoran. El hecho de llevar al Presidente y a casi todo su gabinete al debate (así debe llamárselo) con las organizaciones indígenas el 13 de octubre, en donde no tenía nada que ganar y todo que perder, es la demostración máxima de la impreparación de su equipo de comunicación. Qué mal parados salieron todos.

Los mejores voceros del gobierno son los aliados externos, actores que, además, no van a convencer ni a mejorar la imagen del mandatario con los sectores más reacios a su gestión. Esperemos ver cambios dramáticos muy pronto, pues la comunicación desde la Presidencia debe acompañar y fortalecer a Lenín Moreno y urge un trabajo de reposicionamiento que no permita más improvisación.

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Salvatore Foti

El Ejecutivo nunca tuvo, hasta la fecha, un equipo de comunicación a la altura de lo que se necesita. Mientras que al principio de su mandato podía gobernar y tomar decisiones inclusive con piloto automático, gracias al apoyo que le brindaban los sectores más influyentes de nuestra sociedad, hoy en cambio, debería estar más preocupado y atento sobre lo que planifica en los campos político y social.

Una cosa es gobernar y comunicar en tiempos de “diálogo”, otra es gobernar y comunicar en crisis. Hay una total y casi tierna indefensión de instituciones como la Secom, creadas justamente para comunicar y fortalecer a la Presidencia y su gabinete. Sin embargo, no hay paraguas claros y cada ministerio y ministro tiene su voz y su propia línea sobre acontecimientos que deberían ser regulados y orquestados desde Carondelet.

Si a todo esto añadimos que enviar un WhatsApp a los celulares es considerado una genialidad comunicativa, tendremos aún más claro el desierto imaginativo dentro del cual se mueve el Gobierno.

Y esto por no hablar de cómo lograron debilitar, inclusive, los mensajes presidenciales en cadena nacional. Durante la conmoción social de octubre, las cadenas nacionales fueron abusadas y llevadas a un nivel de ineficacia inconcebible. Al Presidente simplemente no se le protege desde el área de comunicación.

Hay la sensación de que quienes comunican viven en otro país. Falta empatía, falta la emoción, falta el guion, falta el mensaje y falta el mensajero a quien tampoco pudieron construir y formar. En fin, estamos bajo las peores condiciones como para dar la cara a los acontecimientos que se avizoran. El hecho de llevar al Presidente y a casi todo su gabinete al debate (así debe llamárselo) con las organizaciones indígenas el 13 de octubre, en donde no tenía nada que ganar y todo que perder, es la demostración máxima de la impreparación de su equipo de comunicación. Qué mal parados salieron todos.

Los mejores voceros del gobierno son los aliados externos, actores que, además, no van a convencer ni a mejorar la imagen del mandatario con los sectores más reacios a su gestión. Esperemos ver cambios dramáticos muy pronto, pues la comunicación desde la Presidencia debe acompañar y fortalecer a Lenín Moreno y urge un trabajo de reposicionamiento que no permita más improvisación.

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