Ciudadanía III

Patricio Durán

La política es una de las más nobles actividades del ser humano porque tiene que ver con el servicio a los demás. La demagogia en las campañas electorales sale a flote y al ciudadano de a pie le hace difícil distinguir lo falso de lo real, por lo que se hace necesario la creación de escuelas de ciudadanía para evitar que los politiqueros de siempre sigan estafando y burlándose de los ciudadanos.

La democracia, como modelo de gobierno de la modernidad, se basa en asignar a las personas la condición de ciudadanos, iguales ante la ley, libres para actuar, para elegir a sus gobernantes o para ser electas como autoridades en condiciones de equidad. El concepto de democracia está ligado con el Estado de Derecho, es decir, todo poder está subordinado a la ley, siendo la ley máxima la Constitución.

Se debería empezar volviendo en los colegios a dictar clases de lógica, ética, problemas filosóficos, moral y cívica, etc., porque todo esto es lo que nos está haciendo falta para una plena participación ciudadana, para que voten con conocimiento de causa y no se dejen sorprender por los hábiles vividores de la política.

Para una verdadera participación ciudadana, es necesaria la creación de una Red de Escuelas de Ciudadanía, que tendría por objetivo impulsar este proceso de renovación y fomentar una concepción de ciudadanía fundamentada en los valores ético-cívicos universales, morales, en el respeto a los Derechos Humanos, las normas de convivencia democrática y la participación responsable.

La práctica de la democracia está relacionada con una cultura democrática, basada en la confianza en sus gobernantes y su credibilidad, así como la libertad de expresión y de cuestionamiento a los mandatarios. Estos últimos, para ser electos, deben ser elegidos por la mayoría de la población y gozar de legitimidad.