Enganchados a la rutina

Si una persona atraviesa una crisis o una adversidad, lo peor que le puede pasar es que no haga nada. Cuando las cosas salen de su control y se queda quieta lamentándose y quejándose por lo injusta que es la existencia dejando que la inactividad o la indiferencia le domine, demostraría que no le importa su vida ni la de su familia. Cada uno tiene sus propios problemas que resolver, pero si estos avanzan, no pierda tiempo, corríjalos de inmediato o busque ayuda. Es inconcebible escuchar frases lastimeras y trilladas fruto de un desajuste de personalidad: “así soy yo”, “siempre he sido así”, “no me quieras cambiar”, “si te gusta como soy, bien, y si no, también”, “con tal que hagan obras no importa que roben”. Las relaciones familiares, sociales, administrativas o de trabajo se deterioran por la falta de comunicación, razonamiento, inteligencia o criterio para tomar decisiones y solucionar problemas. Si permitimos que un grupo de adherentes, simpatizantes o militantes de un partido político que dice ser socialista y que se encuentran seducidos por el poder o tratando de tapar sus falencias o actos “no muy claros”, habremos caído en la parálisis mental más nefasta, que nos llevaría a cometer graves errores, es una tontería hacer las cosas como siempre y esperar resultados diferentes. Si la política es una actividad ideológica orientada a tomar decisiones para alcanzar objetivos comunes ejerciendo el poder para resolver y minimizar los problemas de la sociedad, no podemos quedarnos inactivos mirando como el insulto, la patanería y la venganza se convierte en norma de conducta. Ser actores permanentes, tomar conciencia de nuestras responsabilidades, orientar nuestro pensamiento sin mentiras, chantajes ni corrupción es el sentimiento de la mayoría de ecuatorianos para salir de la crisis.

Dr. Rodrigo Contero Peñafiel
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