La rama afgana del EI está lejos de estar aniquilada tras la muerte de su líder

AFP

La muerte del jefe del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Afganistán y en Pakistán supone un duro golpe para la organización, pero lo expertos estiman que la «franquicia» está lejos de estar desmantelada en la región.

El Pentágono anunció que Hafez Said fue abatido en julio por un bombardeo estadounidense en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, en el marco de una operación conjunta con tropas locales tras el atentado en el que murieron 80 personas de la minoría hazara en Kabul el 23 de julio.

Su muerte es la segunda de un responsable de alto rango por fuego estadounidense en la región, lo que sin duda es un revés para las aspiraciones del EI de instalarse en la zona, lejos de su base de operaciones en Irak y en Siria.

«La muerte del líder del EI Hafez Said es un golpe mayor para el grupo que ahora va a tener problemas para avanzar sin un liderazgo sólido», comentó el sábado a la AFP desde Kabul el politólogo Harun Mir. «Sin embargo, la amenaza en la región está lejos que estar extinta», indicó.