Con organización y usando todo tipo de productos, su casa estará reluciente a bajo costo.
Es inevitable que su vivienda se ensucie con el paso de los días y muchas veces los artículos de limpieza pueden resultar costosos. Tener la casa en orden no debe resultar caro si se aprende a optimizar productos que se tiene en el hogar, sobre todo en épocas en las que el ahorro se vuelve fundamental.
Cuando vaya a comprar sus artículos de limpieza piense en grande, es decir, busque bodegas donde pueda conseguir una mayor cantidad de productos (en número y volumen), con el fin de tener una dotación que dure más tiempo. Además, una opción es hacer esto entre varias personas, familiares o amigos, puesto que adquirir los artículos al mayoreo siempre resulta más barato.
Recuerde siempre comparar los precios en las góndolas de acuerdo con su costo por litro o kilo, pues por lo general sale más cómodo adquirir un galón que por separado los 3,78 litros que contiene un envase de esas características. Opte además por obtener los líquidos en envases que se puedan volver a llenar con el objetivo de comprar solo el repuesto, lo cual también supone un ahorro.
Busque los artículos que puedan extender su vida útil, por ejemplo, si va por toallas de papel, prefiera las reutilizables, pues aunque podrían ser más costosas en la percha, rinden muchísimo más que las normales.
Caseros
Productos como el bicarbonato, el vinagre, la sal y el limón son comunes en la mayoría de cocinas del mundo. Son baratos y utilizados de la manera adecuada, permiten ahorrar bastante. Una parte de vinagre blanco con cinco de agua más un periódico arrugado le ayudará a tener limpios espejos y ventanas, sin usar limpiavidrios.
Una parte de agua fría y una de vinagre limpia y desinfecta madera, acero, baldosas y cualquier tipo de superficie. Utilice una mezcla de sal y limón para sacarle brillo a los grifos. (ABT)
Evite la suciedad
Dice el viejo adagio que: “No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia”, y en el caso del ahorro, esta premisa es de gran utilidad. Para ahorrar con la prevención puede seguir consejos como ventilar la casa por las mañanas, cerrando bien las puertas y las ventanas cuando haga viento o llueva. Coloque una tira de tela rellena de estopa (burlete) en el filo de las puertas para impedir el paso del polvo por las hendijas y ubique rodapiés en las entradas de las habitaciones para que retengan la suciedad de los zapatos. Si tiene que realizar tareas que ensucien, como cepillar a su mascota o sacudir telas, hágalo afuera.
Procure hacer un aseo rápido, sin productos todos los días para evitar que se acumule la suciedad y deje las limpiezas profundas de acuerdo con un cronograma. Los azulejos de la cocina se deben limpiar una vez a la semana igual que los focos. Una vez al mes ocúpese de las esquinas de los techos, los azulejos del baño, el microondas y los tarros de la basura. Cada dos meses dedíquese a los vidrios de las ventanas, los enchufes y las puertas de paso.
Ahorre tiempo al limpiar
Para evitar que el polvo se acumule en los muebles, remoje en suavizante de ropa el trapo con el que los limpiará. Empiece con el aseo desde los lugares altos para no arrastrar suciedad por donde ya haya pasado.
Inicie por la tarea que le parezca más difícil, porque al terminarla, las demás le resultarán más sencillas y las hará más rápido. Utilice las fracciones de tiempo, por ejemplo mientras se calienta la comida puede aprovechar y barrer.
Tome en cuenta
Alimentos. Antes de salir a comprar alimentos revise su refrigerador y ordénelo para tener en cuenta qué productos necesita. Haga una lista y ríjase a la misma para evitar las compras compulsivas de alimentos que no requiere.
Piel. Para hacer su propio exfoliante de piel mezcle cuatro cucharaditas de sal o azúcar con tres cucharadas de aceite de oliva, con unas gotas de aceite aromático y utilícelo con un masaje suave en brazos y piernas antes de la ducha.
Monedas. Consiga un frasco de gaseosa grande con tapa y hágale una ranura en la parte superior. Todas las noches vacíe sus bolsillos y recoja las monedas que le quedaron de los vueltos para guardarlas en el frasco y ahorrar de a poco.