Los directamente afectados son los lustrabotas que laboran en el portal del Palacio Arzobispal.
Las vallas que se colocan en plazas como el Centro Histórico de Quito permiten un mayor control del espacio público. Se evita el paso de ambulantes, por ejemplo, durante el cambio de guardia en la Presidencia de la República y de personas que llegan con alguna protesta.
Pero hay personas que dicen que estas cercas les afectan, como por ejemplo los lustrabotas que están en el portal del Palacio Arzobispal.
Es el caso de José Escobar, quien comentó que desde hace 15 días colocan las vallas sobre la Plaza Grande cubriéndole su lugar de trabajo y que es él quien las retira porque se olvidan de hacerlo “Dejen a la gente que camine libremente por la calle”, recomendó.
En el lugar se pudo apreciar dos tipos de barreras, unas azules y otras plomas, las cuales corresponden al Municipio de Quito.
EL DATO
Unas 12 personas laboran en el portal del Pasaje Arzobispal lustrando zapatos. Se ven afectados con el cierre del sitio. Eduardo Mosquera, director del Cuerpo de Agentes Metropolitanos, mencionó que con el uso de estos objetos han reducido la presencia de vendedores autónomos en un 30 y 40% en áreas controladas por el Cabildo, donde se aplica un plan de intervención.
Unas similares se han colocado en la calle peatonalizada García Moreno, desde la intersección con la calle Espejo. Con esto se evita el ingreso de los comerciantes autónomos, pero no son muy bien vistas, aseguró.
Lourdes Tello, administradora de los negocios del sector, opina que se debe buscar otro mecanismo para custodiar las avenidas, que el uso de las vallas no es recomendable porque a los ojos de la gente es como ‘si se trata de algún sitio de concentración’. (PSD)