Extrabajadores de Furukawa que están en resistencia piden ayuda, pues dicen que ya no tienen ni para comer

Walter Klínger considera que ha dedicado su vida a la empresa Furukawa. Tiene 63 años de edad, de los cuales 40 ha trabajado en la empresa abacalera.

Luego de todo este tiempo lo que tiene es un cuarto en condiciones precarias que comparte con un compañero, las camas son de madera, las paredes quemadas porque como no hay luz deben encender velas cada noche. Las cicatrices de sus manos hablan mucho de lo que ha pasado en estas cuatro décadas. Ahora, en la tercera edad, los dolores de estómago lo atormentan, dice que lo único que piden es que se les reconozcan los años de servicio, con eso aspira comprarse “una casita” e ir a descansar en sus últimos años de vida junto a su familia.

Su historia es solo una de las familias que viven en el último campamento de la empresa Furukawa que está en el kilómetro 42 de la vía Santo Domingo-Quevedo. Quienes habitan aquí han dicho que se declaran en resistencia y no piensan salir del lugar. Sin embargo el problema que atraviesan ahora es que no tienen alimentos. Buscan trabajo en las haciendas vecinas para subsistir o están a la espera de que algo les llegue.

Inspección

Precisamente para conocer la situación de estas personas, la jornada de ayer llegaron varios asambleístas nacionales, el Defensor del Pueblo y delegados de varias instituciones. Aparentemente ya todo estaba cuadrado para la visita a los campamentos, pero las autoridades decidieron empezar por el del kilómetro 42. Al llegar al lugar, los guardias no dejaron pasar los vehículos, algo que ya habían anunciado quienes viven en el sitio, así que tocó caminar. Aproximadamente una hora y media a pie bajo el intenso sol debió atravesar la delegación, algo que pasan los moradores a diario, pues deben entrar y salir a pie, con suerte los que tienen moto se demoran menos.

Se observó que las personas beben agua de los esteros, uno de los campamentos ya estaba deshabitado pero se pudo apreciar la infraestructura que hubo en algún momento, con cuartos sumamente pequeños, sin servicios básicos y ya en el último punto, el campamento habitado, el de la ‘resistencia’ daba a notar lo mismo.

Declaraciones

Sobre lo observado, el presidente de la Comisión de Derechos Colectivos de la Asamblea, Jaime Olivo, manifestó que “hemos podido constatar que el Estado no está precautelando los derechos de la clase más olvidada”.

Por ello, van a hacer un informe sobre la vulneración y el atropello a los derechos humanos. Esperan tenerlo en un mes, donde se lo pondrá en conocimiento del Pleno y las autoridades, para que según sus competencias se establezcan reparaciones y pidiendo celeridad a las entidades de Justicia.

Además, el Defensor del Pueblo, Freddy Carrión, enfatizó que la situación en la que han vivido y siguen viviendo es una esclavitud, donde no se les permite ningún tipo de derechos. Dijo además que no es solo un problema laboral, claro que deben liquidarles pero el aspecto fundamental ha sido la vulneración de los derechos humanos.

Ayuda

José Miguel es un joven que ni siquiera tiene cédula de identidad, se le entrecorta la voz al decir que tiene 23 años y que no tiene nada, que necesitan alimentos, agua y esperan esa ayuda para ellos y sus familias. (VG)

Fiscalía

Previo a la inspección, la fiscal de delincuencia organizada, Diana Arreaga, expresó que primero se investigaba el delito de trabajos forzados pero luego se detectó la trata de personas con fines de explotación laboral. Además, dijo que tienen cinco meses de investigación, pero que no se podían basar únicamente en un informe, por ello la visita al lugar.

EL DATO:

Las autoridades visitaron el campamento que está ubicado en el kilómetro 42 de la vía Santo Domingo-Quevedo.

“Aquí no hubo beneficio alguno, el que trabajaba con la empresa tenía que ver la forma de curarse, frente a algún corte o enfermedad”.

José Arias

Trabaja en terrenos de Furukawa

“Aquí nunca hubo ni una pastilla, peor liquidación”.

Segundo Quiñónez

Extrabajador de Furukawa