Un nuevo Ecuador

Rodrigo Contero Peñafiel

Los ecuatorianos vivimos en una sociedad altamente polarizada; los grupos antagónicos siempre han existido y el ansia de poder ha llevado a que se reconocieran más de 300 movimientos políticos. La llegada del populismo que todo lo destruye y lo pervierte ha evidenciado que vivimos en una sociedad politizada y conformista.

Se ha pretendido justificar la “intachable” labor cumplida en la década de fraudes y negociados en todas sus formas, con discursos, reclamos, propuestas, ofertas, cambios y más promesas que son notas destacadas en la crónica roja; promesas que se quedaron en la mente de fatuos gobernantes y asambleístas, que nunca lograron entender que perdieron la mejor oportunidad de construir con honor, verdad y justicia un nuevo Ecuador.

No podemos olvidar los bochornosos hechos del pasado, los culpables deben ser juzgados y puestos en el lugar que se merecen. La dignidad del país ha sido mancillada, el pueblo consciente demanda un baño de verdad; las atrocidades cometidas por bandas delincuenciales organizadas bajo la protección de un caudillo han sido evidenciadas por sus actores principales, quienes en su afán de “colaborar” y disminuir sus penas se han visto obligados a hablar y presentar pruebas. Los encantadores de serpientes solo existen en los circos, los ecuatorianos debemos mirar con vergüenza los miles de casos de corrupción para enseñar a nuestros hijos y a las nuevas generaciones que el futuro se construye con honor y dignidad.

La soberanía radica en el pueblo y para construir nuestro futuro estamos obligados a crear las condiciones necesarias para alcanzar la armonía social, política y económica que se necesita; quienes dudan de su capacidad intelectual, no entienden su existencia y racionalidad. Las oportunidades son para rectificar errores, quienes permitieron que el tiempo pase sin haber diseñado un sistema ético coherente nunca entendieron los fundamentos de la razón y la moral.

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