Rodrigo Santillán Peralbo
El Día del Trabajo, también conocido como Día Internacional de los Trabajadores, se celebra el 1 de mayo en conmemoración de las luchas sociales y laborales para exigir mejores condiciones para los obreros. Esta fecha fue establecida en el Congreso Obrero de la Segunda Internacional Socialista, celebrado en París en 1889, en homenaje a los mártires de Chicago, pero las luchas continúan porque los trabajadores y los pueblos de casi todo el mundo reclaman mejores salarios, leyes que los amparen y protejan de la explotación a la que son sometidos por los empleadores.
En nuestro país, los trabajadores celebrarán el 1 de mayo con masivas manifestaciones y marchas para repudiar la carta de intención del FMI, rechazar las propuestas de reformas al Código del Trabajo tendentes a la flexibilización laboral de conformidad con los requerimientos del sector privado que no se cansa de exigir mayores beneficios para alcanzar elevadas ganancias que, en gran parte, irán a cuentas bancarias del exterior ,por lo que demandan la supresión del impuesto a la salida de capitales. Todo para los empleadores y menos derechos para los trabajadores.
Sin embargo, de las prebendas alcanzadas por los empleadores, como la remisión de deudas que, también, perjudicó al IESS o la disminución de impuestos, los desempleados aumentan hasta cifras escalofriantes, la informalidad se toma las calles y plazas de las ciudades, la pobreza se incrementa y crece la desesperanza.
Los trabajadores protestan porque se presentarán las reformas laborales ante la Asamblea Nacional, sin antes haber dialogado y llegado a consensos básicos entre Gobierno, empleadores y empleados. Las organizaciones sindicales anuncian que preparan una huelga nacional contra las reformas laborales, el FMI y privatizaciones.