¿Solo caudillo militar?

Jorge Oviedo Rueda

La sociedad humana es liberal “oficialmente” desde la Revolución Francesa. Precursores como Smith, en lo económico y J. Locke, en lo político y el pensamiento del Siglo de las Luces fundan el liberalismo. Este pensamiento liquidó el absolutismo feudal y fue radical y revolucionario.

La filosofía liberal trae un nuevo concepto de libertad, el de la libertad de empresa. Esta filosofía gira alrededor del individuo, le enseña a usar la razón y a confiar en sus posibilidades. Ser liberal es, entonces, ser partidario de la libre empresa y confiar en las fuerzas de uno.

El Estado liberal los tiene que garantizar.

La independencia se hace bajo las premisas liberales. Ilustrados como Miranda y Bolívar sueñan con construir un gran Estado pro capitalista. Pero la independencia puso el poder político en manos de los terratenientes conservadores y no de las élites liberales.

Es por esta razón que en nuestro continente se prolonga la noche colonial y que el liberalismo tiene que luchar a sangre y fuego, durante el siglo XIX, para triunfar.

En su mayoría son caudillos militares, conceptualmente liberales, los que llevan adelante este proceso.

Una golondrina del neoconservadurismo en el Ecuador, la economista Gabriela Calderón, nos sorprende ahora con la infundada novedad de que caudillos militares como Alfaro no fueron realmente liberales. Acusan a Correa de socialista y le niegan su definición liberal.

Detrás de esta visión está la negación del derecho que el pueblo tiene a luchar por el socialismo, desconociendo de un tajo la dialéctica de la Historia y pretendiendo meterla en los moldes de sus intereses de clase.

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