Plastilina PAIS

La plastilina es dúctil, maleable. Pero con el mínimo calor se diluye y mancha. En la política ecuatoriana de estos días ocurre algo similar. La reconfiguración de las placas tectónicas del poder, en el interior de Alianza PAIS, deja estampas dignas de un contorsionista. Pues a la vuelta de un parpadeo, convencidos correístas ahora son convencidos morenistas.

Quienes ayer aplaudían las enmiendas que viabilizaban la reelección indefinida ahora tienen que enmendar el desvarío y rebobinar la película para aplaudir la pregunta de la consulta popular que persigue echar por tierra cualquier pretensión de monarquía tropical.

Estas sutilezas internas de un movimiento no son inocuas. Y no porque se trate del movimiento en el poder. Preocupa que se siga confundiendo Estado con movimiento político. Preocupa que asambleístas que no han presentado proyectos de Ley (razón por la cual los ecuatorianos pagan sus sueldos) estén más orientados a detentar la gerencia de Alianza PAIS, en esa pulsión hegemónica de ser opción y oposición a la vez.

Y preocupa que nadie, ni siquiera el Presidente de la República, reclame para el país un mínimo de congruencia, en vez de exculpar a quienes apuntalaron un régimen de espíritu totalitarista, bajo la dudosa premisa de dar continuidad al ‘proyecto’ de la revolución ciudadana. Un ‘proyecto’ sin ética política no es más que una operación de matemática política. Un juego en que la plastilina vuelve a ser la sustancia con base en la cual se reconfiguran los liderazgos. ¿En beneficio del país? ¿O solo hasta pasar la consulta?


El político es estadista cuando piensa en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Winston Churchill Político británico (1874-1965)

Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible: es una manera de vivir con bastante facilidad”. Miguel Delibes Escritor español (1920-2010)