No, no es una broma

Si hay un gobierno que ha demostrado tener paciencia es el ecuatoriano con el asilo a Julian Assange en su Embajada en Londres. Una paciencia franciscana a la que se añade un bolsillo abierto para solventar cualquier tipo de gastos. En primer lugar, según el diario inglés The Guardian, todo lo relativo a la seguridad de su incómodo huésped, de quien nadie ha dicho hasta ahora que se trata de alguien sumido en la pobreza.

En segundo, los gobiernos de Correa y ahora de Moreno abrieron el paraguas ante los reclamos de Gran Bretaña respecto al desacato del australiano a sus tribunales. Fue Moreno, hay que reconocerlo, quien dio un alto a la injerencia de Assange en los asuntos internos de Estados Unidos y España utilizando los medios electrónicos con los que contaba en la Embajada.

Ahora circula un documento por los medios de comunicación en el que nada menos que el embajador correísta en Londres se quejaba ante el entonces canciller Patiño, de la conducta impropia y desconsiderada del dueño del sitio web WikiLeaks y desde allí portavoz de esa organización. En el documento del “atribulado” funcionario dice que “en el reducido espacio interior, jugaba fútbol y hasta patinaba”.

Cuando Ecuador tiene que ocuparse en asuntos tan importantes como los de reflotar su economía, abrirse a nuevos mercados y profundizar su relación con los tradicionales y consolidar sus relaciones internacionales, ¿qué sentido tiene mantener bajo su protección a alguien acusado de delitos comunes, como el del abuso sexual? Parecería una broma disparatada, pero desgraciadamente no lo es.


Los trabajadores seguimos siendo el pariente pobre de la democracia”. Marcelino Camacho Sindicalista y político español (1918-2010)

El hombre que me da trabajo, al que tengo que sufrir, este hombre es mi dueño, llámelo como lo llame”. Henry George Economista inglés (1839-1897)