La no violencia

Manuel García Verdecia

He leído en la prensa cubana el artículo de un especialista que habla de la “resistencia pacífica” como algo creado por el imperialismo para desestabilizar ciertos gobiernos que no les gusta. No dudo y sé que esas estructuras de poder hacen de todo por minar lo que ellos consideran opuesto a sus intereses. Pero de ahí a decir que son los creadores de esta forma de rebeldía hay mucho y tiende a la confusión.

Religiones como el budismo y el hinduismo profesan no hacer nada para enfrentar al contrario sino dejarlo destruirse por su propia mala energía. Sócrates apelaba a la virtud. Cristo hablaba de poner la otra mejilla. Las huelgas, las marchas y las sentadas de obreros y estudiantes surgieron bajo ese principio. Thoreau escribió su ensayo ‘Sobre la desobediencia civil’ (de lo cual forma parte la resistencia pacífica) para promover esas ideas y no fue como un acto imperial sino para protestar por la anexión de Texas a los EE.UU.

Tales ideas sirvieron a personas como Gandhi, para luchar contra el colonialismo inglés; Mandela, Biko y Desmond Tute contra el apartheid sudafricano; Martin Luther King para defender los derechos de los negros en EE.UU.; los hippies estadounidenses para protestar contra la guerra en Vietnam; las mujeres chilenas para rechazar a Pinochet y hace unos años surgió el movimiento de los indignados que promovían esta forma para ir contra lo que les hacía la vida difícil. La lista de casos es larga.

No es un invento imperialista aunque ellos lo puedan usar. Es solo una forma de rebelarse sin violencia que cause estragos entre las personas. Creo que es un derecho que deben tener todos los que se oponen a una situación insostenible. A la postre es mejor eso que poner bombas en cualquier sitio por defender un supuesto ideal superior.

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